Harry Styles es uno de los responsables de que muchos jóvenes hoy lleven americanas estampadas. El que fuera vocalista de la banda One Direction ha sido un it boy durante años, pero también un solista que vende millones de discos, llena estadios y hasta ha probado en el cine (Dunkerque).

El joven, de 25 años, ha pasado de ser héroe de una boy band a ser una estrella mundial. Y sigue acaparando portadas. La última, la de la edición estadounidense de la revista Rolling Stone, cuyo número de septiembre protagoniza con el titular Sexo, sicodelia y los secretos del estrellato. ¿La excusa? La presentación de su nuevo disco, titulado HS2.

El cantante y compositor británico, que en las fotos muestra sonriente su melena, su pecho y sus múltiples tatuajes, habla de sus coqueteos con las drogas y asegura que ahora se siente cómodo en este negocio. Sin mencionar el nombre de la banda, asegura que gracias al dinero logrado entre el 2011 y el 2015, cuando Zayn Malik renunció y One Direction se diluyó, podría haberse retirado o haber tomado otro camino, pero quiso seguir jugando fuerte en el negocio de la música. Aunque de forma ambigua, tampoco descarta que puedan volver a reunirse. «No creo que diga que jamás lo haría de nuevo, porque no me siento así». Los fans han tomado nota.

Las nuevas canciones hablan de ruptura y de dolor. Porque no le gusta hablar de sus relaciones de pareja en las entrevistas, pero las letras son otra cosa. «Para mí, la música es el lugar donde dejo que eso aparezca. Es el único lugar, extrañamente, donde siento que está bien que eso aparezca».

El artista, que en marzo pasado actuó en el Palau Sant Jordi, resume de qué va el disco con un «va sobre practicar sexo y estar triste». En el pasado se le ha relacionado con la supermodelo Kendall Jenner, la modelo francesa Camille Rowe y la cantante Taylor Swift. También salió con Caroline Flack, a la que conoció en el programa X-Factor en el 2011, cuando él tenía 17 años y ella, 31. A Harry, de todas formas, le gusta cultivar un aura de ambigüedad sexual. Durante toda su vida ha salido con mujeres, pero se ha negado a ponerle cualquier clasificación a su sexualidad.

Se declara feminista, aunque sin hacer bandera de ello. Habla también de su pasión por la música y clásicos como Fleetwood Mac, y recuerda alguna anécdota tonteando con las drogas. «Nos tomamos unas setas [alucinógenas], nos tumbamos en el césped y escuchamos Ram, de Paul McCartney, al atardecer. Estaba ahí de pie, después de haber tomado las setas. Me mordí un poco la punta de la lengua y yo intentaba cantar con toda la boca llena de sangre. ¡Cuántos buenos recuerdos!»

Está encantado con ser el referente de una masculinidad distinta y a la vista está: lució trajes de Palomo Spain en sus conciertos. La todopoderosa Anna Wintour quiso que él fuera el pasado mayo uno de los anfitriones de la gala del MET de Nueva York, el evento de moda más importante del año. Es chico Gucci.

Junto a Alessandro Michelle, director creativo de la firma italiana, se lo veía comodísimo con una blusa negra transparente y las uñas pintadas de negro. Las fotos de la nueva campaña, realizadas por el cineasta Harmony Korine, también son una pasada. Lo muestran en un fondo onírico de estatuas y obras de arte, vestido con capas de lana príncipe de Gales y trajes de terciopelo azul, con zapatillas deportivas y lazos en el cuello, también con ovejas y cerditos, vulnerable y romántico, más maduro.