Los siete hombres y cinco mujeres que han juzgado a Harvey Weinstein le han declarado culpable este lunes de dos de los cinco cargos que enfrentaba: acto sexual criminal en primer grado, que puede conllevar una sentencia de entre cinco y 25 años de cárcel, y culpable de violación en tercer grado, con un máximo de cuatro años de prisión. Le han considerado no culpable de los dos cargos más graves que enfrentaba, por agresión sexual depredadora, que podía conllevar cadena perpetua, y violación en primer grado.

El juicio a Harvey Weinstein se ha seguido como un examen y un potencial punto de inflexión. Fueron las primeras revelaciones sobre el productor en octubre del 2017 las que hicieron que eclosionara el movimiento #MeToo y que se planteara un debate y mayor conciencia sobre el abuso y el acoso sexual en la industria de Hollywood, pero también en todo Estados Unidos y, aunque en menor medida, a nivel global. Y por más que el juez James Burke recordara al jurado al arrancar el proceso que este no era un referendo sobre el #MeToo ni sobre los derechos de las mujeres, muchos lo han seguido como tal.

Dentro de la sala de la planta 15 en el 100 de Centre Street, el edificio que acoge al Supremo estatal de Nueva York, el proceso ha llevado, como anticipó el juez en su arranque, menos de dos meses. El 6 de enero comenzó la selección de jurado, los siete hombres y cinco mujeres encargados de lanzar el veredicto sobre el productor de 67 años. Tras la presentación del caso por parte de la fiscalía y la defensa el 23 de enero se abrieron los testimonios, que han incluido los de seis mujeres, una mínima parte de las más de 100 que, según varios recuentos, han hablado, mayoritariamente de forma pública, sobre las conductas de Weinstein.

TRES TESTIGOS FUNDAMENTALES

Tres de esas testigos han sido las trascendentales para el caso. Una es Miriam o Mimi Haley, una asistente de producción que asegura que Weinstein le practicó en el 2006 forzosamente sexo oral. Otra es Jessica Mann, que era aspirante a actriz en el 2013, cuando afirma que el productor la violó dentro de una relación en la que hubo también sexo consentido. La tercera es Annabella Sciorra, cuya acusación de violación a finales de 1993 o principios de 1994 ya había prescrito, según las leyes de Nueva York, pero aún era válida para tratar de sustentar los dos cargos más graves, de agresión sexual depredadora, que conllevan en el estado una sentencia mínima de 25 años de cárcel y un máximo de cadena perpetua.

Aunque Sciorra hizo la declaración más contundente, y estuvo respaldada además por el testimonio de corroboración de su amiga y también actriz Rosie Perez, las preguntas lanzadas por el jurado durante sus cuatro primeros días de deliberaciones demostraron que al menos a algunos de los miembros les planteaba dudas. Sin creer a la actriz o sin alcanzar unanimidad sobre su versión no había posibilidad de que Weinstein fuera condenado por ninguno de esos dos cargos, pues en uno se combinaba la acusación de Sciorra con la de Haley y en el otro el de la actriz de Los Sopranos con la de Mann. A esa división apuntó la última pregunta del jurado el viernes pasado, su cuarto día de deliberaciones.

LAS PENAS

Los otros tres cargos, no obstante, se sostenían sin necesidad de creer a Sciorra. El de agresión sexual criminal vinculado a la acusación de Haley conlleva en Nueva York una pena de entre cinco y 25 años de cárcel, igual que el de violación en primer grado que deriva de la acusación de Mann. El más leve, el de violación en tercer grado, también vinculado a Mann, puede ser condenado con un máximo de cuatro años de cárcel.

A Weinstein le queda, además, otro juicio penal en Los Ángeles. La fiscalía californiana anunció la presentación de cargos en su contra justo cuando arrancaba el proceso en Nueva York, cargos construidos sobre acusaciones de agresiones en dos días seguidos a dos mujeres, una de las cuales (Lauren Young) ha testificado en Nueva York.

Además, y aunque en diciembre se anunció un polémico principio de acuerdo que le liberaría de varias demandas por lo civil (sin tener que reconocer culpabilidad alguna y sin tener que desembolsar nada de su propio bolsillo), varias de las denunciantes ante la justicia civil han anunciado desde entonces que rechazan el pacto y seguirán luchando.