A principios de los años 90, Harvey Weinstein se convirtió en el adalid del cine independiente en un momento en el que se estaba produciendo una importante mutación en el seno de la industria del cine norteamericano. ¿Se podía hacer un cine arriesgado y diferente, con una mirada autoral, que fuera realmente rentable? Él apostó por esa vía en los tiempos de gloria del festival Sundance y abrió una brecha dentro del sistema de estudios, convirtiendo el 'indie' en 'mainstream' y conduciendo a Hollywood a una nueva era.

Weinstein, que había nacido en Nueva York en 1952 en el seno de una familia judía, fundó Miramax con su hermano Bob a finales de los años 70 para producir conciertos de música rock, aunque más tarde sus intereses viraron al cine independiente y a la compra de los derechos de películas internacionales que podían vender en Estados Unidos o adaptar a través de 'remakes'.

Su catálogo llegó a ser impresionante, con algunos de los nombres fundamentales del cine contemporáneo europeo, entre ellos, el de Pedro Almodóvar con '¡Átame!', película que en Estados Unidos fue considerada como X por su contenido sexual y que Weinstein se encargó de defender consiguiendo incluso que se revisara todo el sistema de calificación para que se introdujera el NC-17 (no recomendada para menores de 17 años) tras demandar a la MPAA (Asociación Cinematográfica de Estados Unidos).

PRIMERAS ACUSACIONES

1993 se convertiría en un año crucial tras producir 'Amor a quemarropa', de Tony Scott, con guion de Quentin Tarantino, y distribuir el inesperado éxito 'Juego de lágrimas', de Neil Jordan, lo que provocó que Disney comprara la empresa por 80 millones de dólares permitiendo que Weinstein siguiera al frente de la compañía. Algunas de las primeras acusaciones de abuso sexual, que se hicieron públicas más tarde, se remontan precisamente a ese año en concreto, como la de Annabella Sciorra.

Mientras, presuntamente, se sucedían sus prácticas como depredador sexual, su siguiente movimiento sirvió para consolidarlo definitivamente en Hollywood. Produjo 'Pulp fiction', de Tarantino, y así comenzó su época dorada. 'El paciente inglés' ganó nueve Oscar en 1997. 'Shakespeare in Love', siete en 1998. Ese año, la cinta de John Madden competía con 'Salvar al soldado Ryan', de Steven Spielberg, y 'La delgada línea roja', de Terrence Malick, lo que hizo saltar las alarmas. ¿Estaba comprando Harvey Weinstein los premios?

‘HARVEY MANOSTIJERAS’

Por aquella época comenzaron a proliferar también los rumores acerca de su carácter tiránico como productor, lo que terminaría por valerle el sobrenombre de 'Harvey Manostijeras', por su afición a cortar las películas sin el permiso de los directores. Algunos de los perjudicados por sus recortes fueron Guillermo del Toro, M. Night Shyamalan, James Gray, Jim Jarmusch, Bernado Bertolucci, Martin Scorsese, Wong Kar-wai e incluso el reciente ganador del Oscar por 'Parásitos', Bong Joon-ho.

En el 2005 los hermanos dejaron Miramax para formar The Weinstein Company. A lo largo de más de dos décadas auspiciaron proyectos como 'Vicky Cristina Barcelona', por la que Penélope Cruz ganó un Oscar, 'El 'discurso del rey' y 'The artist', ambas, de nuevo, inesperadas triunfadoras en los premios de la Academia de Hollywood. Su querencia por el 'casting couch' era ya vox populi, pero nadie se atrevía a dar el paso y a denunciar de forma precisa. Courtney Love lo dijo y nadie le hizo caso. Se había construido a su alrededor un muro de invulnerabilidad que protegía sus actividades a través de chantajes y sobornos mientras extendía sus tentáculos en las altas esferas económicas y políticas, de Barak Obama a Hillary Clinton.

¿Cómo desmontar todo ese blindaje basado en el dinero y el poder? Seguramente habría sido imposible sin la unión de muchas de las víctimas, la fuerza de las redes sociales y el apoyo mediático. 'The New York Times' y 'The New Yorker' destaparon la noticia en el 2017 aglutinando decenas de testimonios que pronto se convirtieron en un centenar, poniendo de manifiesto un patrón perpetuado en el tiempo de abusos y violaciones. Nombres como los de Cate Blanchett, Asia Argento, Angelina Jolie o Gwyneth Paltrow se sumaron a la lista, mientras que algunas como Ashely Judd o Rose McGowan adquirieron un rol más activista al frente del Me Too y el Time’s Up.

El 'efecto Weinstein' fue imparable y rompió la ley del silencio dentro de un sistema perverso que se había encargado de alimentar al monstruo dentro de él.