Sabela Ramil (Ourol, Lugo, 1994) no era la que más lloraba ni más reía en Operación Triunfo, pero una vez en el escenario, sobre todo cantando en gallego, deslumbraba. Y así, poco a poco, como le pasa en la vida, se fue ganando el corazón del público hasta hacerse con un cuarto puesto en la final. Ha publicado el disco Despedida justo cuando la industria de la música le está dando la bienvenida.

—Su primer disco se titula ‘Despedida’. Ese tendría que ser el de Perales, no el de Sabela.

—(Ríe). Es una despedida de mis canciones, porque las he creado y ahora las dejo volar para que vayan a los oídos o los corazones de quienes quieran. Y es cerrar una etapa para dar paso a una nueva. Un punto de inflexión.

—¿Las tres canciones que son solo suyas las compuso en ‘OT’?

—Mi reina está compuesta antes de entrar y Nai, en la Academia. Despedida la escribí una vez salí de allí. En ese concurso vives todo muy intenso y mi mente necesitaba crear una barrera.

—Incluye tres en gallego.

—He nacido con eso. Forma parte de mí. Compongo en castellano y gallego. Sale de forma natural.

—En la Academia, al cantar en gallego, dio un toque diferente.

—Yo valoro mucho eso de una persona y de un artista. Hoy todos estamos influidos por las mismas cosas. Pero, luego, siempre hay un punto de esencia que individualiza a cada persona.

—Usted cantaba en su lengua y se veía natural. Si Miki lo hacía en catalán, era noticia.

—Creo que eso es por las situaciones que estamos viviendo. A mí no me gusta nada que se lleve la política a un idioma. Un idioma es algo cultural que forma parte del modo de expresarse de esa comunidad, le da esa esencia. Cada idioma tiene una sonoridad diferente y por eso es bonito cantar en varios. Aunque en catalán aún no he probado (ríe).

—‘Nai’ tiene, además, un sonido folk. ¿Irá por ahí su carrera?

—Nai es la canción que más arraigada está a la tierra en todos los sentidos: musicalmente y por su letra. Pero yo quiero explorar e ir avanzando en lo que en ese momento sienta. Que surja lo que tenga que surgir.

—En ‘OT’ empezó muy discreta. Pero evolucionó hasta quedar cuarta. ¿Por su carisma?

—En ese programa, la gente se engancha mucho a nivel personal. Yo entré poco a poco, porque en la vida también voy así. Luego voy cogiendo seguridad y avanzo más rápido. Fue bonito, porque, aunque desde dentro no eres del todo consciente de lo que pasa fuera, si eres favorito, notas que la gente te apoya. Y cuando estás aislado, eso mola.

—¿Qué busca con su música?

—Transmitir. Va ligado a la profesión que tenía, y que tengo pero no ejerzo: terapeuta. Siempre he enfocado la música desde el punto de vista emocional y social. Siempre parto de ahí.

—No todos los triunfitos serán un Bisbal. Pero hay muchas formas de dedicarse a la música.

—Hay muchísimas formas de vivir de la música, de estar en la música y de convivir con ella. OT te da unas herramientas, y luego tú las coges o no. Hay un mogollón de artistas muy buenos en España que hacen giras en lugares pequeños, pero parece que si sales de OT, tienes que hacer una gran carrera.

—‘Triunfos’ les llama usted, en lugar de ‘triunfitos’.

SEmDSí. Quince triunfos que he ganado. Quince compañeros increíbles. Porque en esa etapa es importante tener un apoyo de personas que realmente entienden lo que estás viviendo. Y luego está el aprendizaje. A nivel personal a veces te pones en situaciones que es difícil que te las encuentres en la vida, y siempre aprendes cosas de ti. Y a nivel profesional tienes la suerte de estar todas las semanas en un escenario de la tele y eso te hace aprender un montón.

—Con lo que no sería un trauma volver a ser terapeuta...

—Antes de entrar en OT decía: «Si entro, seré feliz, pero si no, también». Porque mi trabajo de terapeuta me apasionaba. No lo viviría de manera trágica, porque me estaría dedicando a la música.

—¿Qué le enseñó la musicoterapia?

—Sobre todo me han enseñado muchas cosas las personas. La relación que establecen con la música, una herramienta que te hace liberarte y abrirte. Que es capaz de desbloquear sentimientos y emociones. La música es capaz de relajar, pero también de motivarte. Puedes conseguir muchos estados con ella.