Pese a su corta edad, Demi Lovato (25) acumula muchos éxitos en su carrera musical y un igualmente extenso historial de entradas y salidas en centros de rehabilitación de Los Ángeles, como el que la mantiene ahora postrada. La joven estrella se recupera en un hospital junto a su familia, tras haber sido ingresada el martes, aparentemente con una sobredosis de heroína. El último susto de una princesa rota.

La exchica Disney de Camp Rock nacida en Albuquerque (Nuevo México) que se codea en las listas de éxitos con Lady Gaga y Miley Cyrus es un referente juvenil antibulling y una de las caras más televisivas de la tele en EEUU (también ha sido varias veces jurado en The X Factor USA), así como una de las artistas con más millones de seguidores en las redes (casi 70 millones de personas siguen a Demi Lovato en Instagram). Pero también es otro ejemplo de juguete roto de la trituradora del show business. En su caso, además, con antecedentes familiares que la predispusieron al exceso y las adicciones.

«Mi papá era un adicto y un alcohólico. Creo que siempre busqué lo que él encontró en las drogas y el alcohol, porque lo llenó de tal manera que eligió eso en lugar de una familia», ha explicado la cantante en el documental Simply Complicated, en el que culpa de su conducta autodestructiva a su padre, Patrick Lovato, un hombre violento, borracho y drogadicto. A pesar del éxito y la fama -con 15 años firmó su primer contrato con una discográfica y su primer disco, Don’t Forget-, Demi «fue una niña muy triste por los problemas con su padre», ha relatado su madre, Dianna de la Garza. En el mismo documental confesional, la propia Lovato se remonta a la primera vez que consumió cocaína: tenía 17 años. Era la época de sus primeros éxitos, cuando salía con Joe Jonas. El 1 de noviembre del 2010, el mánager de Lovato anunció que la cantante y compositora había abandonado la gira World Tour 2010 con los Jonas Brothers porque había entrado en un centro de rehabilitación para solucionar «problemas emocionales y físicos que tenía desde hace tiempo». Estuvo en tratamiento hasta la primavera del 2011, cuando salió su siguiente álbum de estudio, Unbroken.

Lovato confiesa que a sus problemas de adicción se añaden una baja autoestima y un grave trastorno de la conducta alimentaria: su enfermedad era tan grave que vomitaba más de cinco veces al día. «Llegué a pensar que el zumo de naranja me iba a hacer engordar».

En el 2015 Demi Lovato celebró que llevaba «tres años limpia». Tres años más tarde, en marzo de este mismo año, lo volvió a celebrar. Sin embargo, el mes pasado publicó su nueva canción, Sober (sobria), en la que volvía a confirmar que había vuelto a caer en las drogas: «Quiero ser un modelo para todos, pero solo soy una humana», dice en la letra. La representante de la estrella, ha salido al paso con un comunicado en el que matiza que «algunas de las informaciones reportadas son incorrectas y su familia pide respetuosamente privacidad». Otras muchas estrellas del espectáculo y la legión de fans de Lovato se han unido en las redes -con el hashtag #PrayForDemi (recemos por Demi)- para expresar su pena y desearle una pronta recuperación.