En octubre del 2016 la lio parda al proponer su propia versión de la paella española, en la que incluía como ingrediente el chorizo. Durante semanas, el chef británico Jamie Oliver tuvo que tragar sapos con todas las críticas que se despachaban contra él y su receta en las redes redes sociales. «Con chorizo sabe mejor», insistía él. Ahora el chef más mediático y conocido del Reino Unido es noticia porque aunque sigue siendo todo un cocinero estrella, sin estrella Michelin por cierto, el imperio gastronómico que tiene montado se tambalea.

Oliver, de 42 años, casado y con cinco hijos, ha puesto a la venta los dos asadores Barbecoa que abrió en el 2011 en el centro de Londres junto a su amigo y experto en barbacoas Adam Perry Lang. Los establecimientos, en los que trabajan más de 160 empleados, están en manos ya de una agencia inmobiliaria. El previsible cierre se suma al de 12 de sus 37 restaurantes italianos -de la cadena Jamie’s Italian-, tras conocerse que la marca acumula una deuda de 71 millones de libras (unos 80 millones de euros) y que adeuda al personal 2,2 millones de libras, según han publicado varios medios británicos.

«HE METIDO LA PATA» / En una entrevista reciente, Oliver declaraba: «La gente cree que me preocupan mucho los negocios, pero qué va. No sé lo que voy a hacer en unos meses. Y a veces fastidio las cosas. He metido la pata en un 40% de los proyectos que he emprendido. He cometido errores financieros de bulto en los que perdimos mucho dinero».

El propio Oliver culpaba hace unos meses al brexit de todos los males que aquejan a sus negocios. Sin embargo, en la crisis que atraviesa Jamie Oliver Restaurant Group tiene mucho que ver la bajada de las ventas, los altos costes y el fuerte aumento en las tasas a las empresas. Una serie de críticas desfavorables de la clientela en varios de sus establecimientos y sus precios altos para lo que ofrece tampoco habrían ayudado a este chef mediático. Además de Barbecoa y Jamie’s Italian, Oliver posee otras dos franquicias, Fifteen y Jamie’s Oliver Dinner, que de momento no están en venta. En total, 89 restaurantes en 24 países llevan su firma.

El cocinero que predica a los ingleses que se puede comer de una manera más saludable, que combate las bebidas edulcoradas, que ha abanderado campañas contra la obesidad infantil y que lucha para que cocinar sea una asignatura más en las escuelas, empezó desde abajo. Era el hijo de los dueños de un pub-restaurante rural del condado de Essex, al suereste de Inglaterra, que vivían encima de su negocio. A los 16 años plantó la escuela y poco después comenzó a trabajar como pinche en Londres, en un restaurante italiano del Soho de la cadena Carluccio’s.

Gracias a su empeño personal y sus dotes de comunicador se convirtió en empresario y en una gran estrella de la televisión, con varios programas que llevan su nombre y que se ven en un centenar de países, más de una decena de libros de cocina en el mercado de los que ha vendido más de 37 millones de ejemplares y 6,2 millones de seguidores en Instagram.

GRAN FORTUNA / Hoy su fortuna se estima en unos 150 millones de libras (cerca de 170 millones de euros) y ese imperio que ahora se ve amenazado incluye una escuela de cocina, un servicio de catering, una firma de utensilios de cocina, una de fragancias para el hogar, hornos de leña, diversas aplicaciones para móviles y hasta un videojuego.