Que las influencers están viviendo su época de oro está claro, pero el hecho de que este mundo se esté explotando tanto ha derivado en que muchas de ellas hayan optado por dar un paso más en su carrera creando sus propias tiendas online.

La que está llamada a ser la profesión del siglo XXI tiene muchas vertientes, pero la más destacada es la de que las influencers están comenzado a ser empresarias de su propia vida, puesto que ellas mismas terminan siendo marcas en sí mismas.

La influencer Paula Ordovás, diseñadora y fundadora de la firma My Peep Toes Shop, cuenta que una de las razones por las que decidió crear la marca fue porque «toda la ropa que mostraba en redes sociales se vendía e incluso agotaba». Además, el hecho «de ser tan petite, hizo que las firmas de moda hiciesen vestidos y looks a medida», algo que tuvo una gran acogida por parte de sus fans.

MILES DE SEGUIDORES / La madrileña, que cuenta con más de 400 mil followers en su perfil de Instagram, asegura que, «si no hubiese contado con una familia de seguidores en esta red social», el éxito alcanzo con su firma «no hubiese sido posible», aunque, asegura que «el trabajo previo desde hace 9 años también ayuda».

«Creo que los pilares fundamentales para lograr el éxito en las redes sociales son diferenciarse, ser constante y dar al mundo un contenido de calidad», explica la diseñadora.

Y es que el universo influencer está pasando por una etapa de sobre-explotación donde la diferenciación es un factor clave, sin embargo, según explica la madrileña, «las personas que hemos formado parte de esta comunidad en sus comienzos», cuando el blog era la única plataforma existente, «hemos allanado el camino a muchas que llegaron más tarde, creando nosotros esta profesión». «A día de hoy las marcas destinan un porcentaje de su presupuesto anual en digital, antes esto era impensable. Por lo que todo tiene su lado bueno y su lado malo».

La influencer española con más seguidores en Instagram, Dulceida, creó Dulceida Shop hace dos años, una firma que nació de los mercadillos que la blogger montaba con su círculo de amistades más cercano para vender ropa que ya no usaba. Un proyecto que creció tan rápido que derivó en el Dulce Weekend, un festival de moda y música en el que multitud de marcas se acercan a los fans de Dulceida y que ya cuenta con los diseños de la joven.