El canal Cuatro emite este miércoles, 22 de junio, un especial sobre el 'bullying' (22.45 horas), que es el resultado de un proyecto audiovisual tan ambicioso como frustrado: las Fiscalías de Menores de las diferentes ciudades donde se grabó lo han vetado, al considerar que podría ser perjudicial para los menores protagonistas. Ante la imposibilidad de estrenar esta serie documental, la dirección de Mediaset ha optado por ofrecer un especial, que presenta Jesús Vázquez, quien no está de acuerdo con el veto.

-¿Es un fracaso que las fiscalías veten el programa?

Tenía esperanzas de que la Fiscalía de Madrid recapacitase y que podría haber diálogo. Estaba dispuesto a acudir a las reuniones para intentar convencerles y lograr que se puedan emitir. No creo que toquemos nada que afecte ni al honor ni a la intimidad de los menores. Está tan cuidado el programa, que no veo razones objetivas para pararlo.

-¿Es un veto para tapar las vergüenzas de los centros que ven con pasividad el fenómeno?

Igual ese es uno de los miedos. Pero hasta eso lo decíamos continuamente en el programa: es un problema transversal y universal que afecta a todos los colegios. Un colegio no es bueno o malo porque haya 'bullying', porque lo hay en el 100% de los centros escolares. Es hora de que los colegios dejen de tener miedo de perder prestigio porque se descubra que hay casos de acoso. Los buenos centros son los que aceptan que tienen 'bullying' y luchan contra él. Si yo fuera padre, no llevaría a mi hijo a un colegio que me dijeran que no hay 'bullying'. Lo llevaría a otro que me dijera que hay 'bullying' y que se lucha mucho contra él.

-¿La prohibición de la fiscalía estimula el morbo de la audiencia?

Preferiría que no hubiese pasado. Pero todo lo que podamos usar para que el programa tenga eco bienvenido sea. Al final, puede tener un efecto bumerán para la fiscalía. No lo hemos buscado, pero a lo mejor esto hace que se hable más del programa y genere más expectación. Ojalá sea así.

-¿Cómo se ha encontrado en este formato?

Yo me dedico al entretenimiento en todos sus géneros. Hago todo lo que me piden los jefes. Pero esta era una cosa muy diferente, porque yo he sido un niño acosado entre los 11 y 16 años. Sufrí un acoso bastante severo en mi colegio. No me atreví a decírselo a nadie. Lo superé como lo superamos todos: te haces mayor, cambias, vas a la Universidad y haces como que cierras esa página. Siempre se te queda ahí una muesquita en el corazón porque se sufre mucho. Cada día que tienes que ir al colegio es un tormento levantarte sabiendo que vas a llegar a clase y te van a insultar. Intentas evitar encontrarte con tus acosadores. Es muy duro porque encima tienes que seguir estudiando. Es un problema horrible.

-¿No le han entrado ganas de vengarse de sus verdugos ahora?

El objetivo del programa no es ese. Hay que darle la vuelta, aunque cueste. He leído este año muchos libros de acoso escolar y al final el acosador es la segunda víctima de la historia, aunque suene un poco fuerte decirlo. Los estudios dicen que los niños acosadores suelen terminar mal de adultos y sufren desvíos de su conducta que les convierte en fracasados sociales, drogadictos o delincuentes. Tienen más probabilidades de acabar así. Muchas veces proceden de ambientes desestructurados y sufren también violencia por parte de sus padres. Aunque te nazca a veces decir "¡pero qué hijo de puta!", es posible que él también esté sufriendo sus propios problemas. El espíritu del programa es que no hay culpables.

-¿Ha perdonado a los que le acosaron?

Sí, lo hago como norma de vida. Yo no guardo rencor a nadie porque tenerlo es como tomar veneno para que se muera otro.

-¿Por qué empezaron a hacerle la vida imposible?

Un poco por todo. No hay ninguna razón para acosar, pero es verdad que los chavales buscan la diferencia y yo tenía unas cuantas. Cuando llegué a Madrid era un chico más bien rellenito, con gafas, con mucho acento gallego y encima tenía bastante pluma, aunque luego se me ha ido quitando todo: el acento, la pluma, las gafas…

-O sea, que tuvo que hacer un esfuerzo para ir eliminando esos factores diferenciales…

Claro. Te quieres camuflar y diluirte en el grupo para que tu diferencia no te delate. Lo que pasa es que una vez que se fijan en ti como acosado y te ponen la etiqueta no te la puedes quitar. A mi me llamaban vaca gallega, y llegó un momento en que contestaba cuando me llamaban de esa forma. Ya lo veía normal. Asumía que me merecía ese nombre.

-¿Con qué edad lo pasó peor?

Con 12 o 13 años. Yo tenía un hermano pequeñito de 4 años y me daba vergüenza que me viera en esas situaciones. Huía de ellos para evitar los insultos. Pero a veces me perseguían y me insultaban y mi pobre hermano no entendía nada.