Lo único pequeño en la última aventura en la que se ha embarcado en Nueva York el chef José Andrés asociado con los hermanos Ferran y Albert Adrià está en el nombre: Mercado Little Spain. Aunque el nombre incluye un homenaje a lo que a finales del siglo XIX y principios del XX fue el reducido núcleo de la pequeña comunidad inmigrante española en la calle 14 de la Gran Manzana, en su versión siglo XXI este proyecto es símbolo y culminación de grandes sueños, grandes inversiones y grandes ambiciones. También, de un reto enorme: poner y «dignificar» definitivamente la gastronomía española en la competitiva y superpoblada oferta culinaria neoyorquina.

Mercado Little Spain no es un restaurante, sino tres: Leña, especializado en arroces y carnes a la parrilla; Mar, centrado en pescado y marisco fresco, y Spanish Diner, más casual. Es también 15 quioscos que servirán desde ensaladas a patatas bravas, cocas, churros, tapas, fritos o repostería. Es, además, dos bares y dos pequeñas tiendas.

A LO GRANDE / Todo es parte de un enjambre de más de 3.000 metros cuadrados en la esquina de la calle 30 y la Décima Avenida por el que se moverán 400 trabajadores aspirando a repartir hasta 5.000 comidas diarias. Forma parte de la nueva oferta de Hudson Yards, el último barrio neoyorquino nacido del más mastodóntico proyecto inmobiliario privado acometido nunca en la historia de EEUU, cuyo desarrollo aún no ha concluido pero que ya ha transformado radicalmente el oeste de Manhattan.

Mercado Little Spain abre gradualmente a partir de hoy, horas después de la gran fiesta de lanzamiento de ayer de Hudson Yards. Y se pondrá en marcha la misión de la que el miércoles hablaban José Andrés y Albert Adrià en un encuentro con periodistas. «Es traer el significado y el sentido de España a través de la comida», según el asturiano. «Es la cultura española a través de su gastronomía», en palabras del catalán.

Se ha cuidado el detalle, la elaboración y, sobre todo, «el producto», lo que ya en su día, como recuerda José Andrés, fue un sello de El Bulli. Y Adrià reconoce la «complejidad de abrir un monstruo así» pero añade que lo están «pasando fenomenal desarrollando restaurantes y recetarios» y buscando las maneras de combinar la materia prima importada con la local sin perder raíces.

José Andrés asegura que el proyecto «no es un negocio» sino el cumplimiento de un «sueño» labrado en tres décadas de amistad. Se muestra encantado de haberse «tirado a la piscina» con sus amigos e impulsar un enclave que ve como «centro cultural», no solo por lo gastronómico sino también, por ejemplo, gracias a las paredes decoradas por Javier Mariscal, Sergio Mora y Mikel Urmeneta. Y sin querer entrar en consideraciones políticas, declara: «Somos marca España y estoy contento de hacer esto como empresa privada».

Los 41 millones de dólares de inversión han llegado a partes iguales de Related Companies, uno de los gigantes detrás de Hudson Yards, y de sus propios bolsillos y el de algunos inversores entre los que José Andrés menciona, sin dar nombres, «algún jugador de baloncesto y de golf, gente que cree en lo español». «Queremos que esto sea un mensaje a todos de que hay que apostar por sacar a España fuera, que hay que salir sin complejos y que nosotros tenemos un gran producto en el que tenemos que creer», subrayó José Andrés.