El diseñador Felipe Oliveira imaginó un partido de tenis en la azotea de la casa Malaparte y, de los colores de esta obra arquitectónica modernista y la espectacular luminosidad y paisaje del entorno donde se encuentra, en un acantilado de la isla de Capri, nació la colección Primavera-Verano 2017 de Lacoste. Se presentó la mañana de este sábado en una pasarela idílica, soleada y decorada con mucha vegetación tropical, como si de un invernadero se tratase. Entre los asistentes se encontraba el extenista catalán, Àlex Corretja, y el conocido ‘trendsetter’ Miguel Carrizo.

Para esta temporada Oliveira se ha propuesto reinterpretar piezas impregnadas de recuerdos y aunar libremente los conceptos deconfort, elegancia y sensualidad. Sin nunca perder de vista la comodidad y la funcionalidad, la colección variaba entre una línea de colores ocres y blanco, más sofisticada y atemporal, a otra más ‘arty’ con estampados de aire marinero reinventados -rayas multicolores y con efecto goteo inspiradas en la obra del artista contemporáneoRichard Jackson- pero, sobre todo, con un protagonismo destacado de la tradicional mascota de Lacoste, el cocodrilo. Éste aparece en mayor tamaño y en clave de grafiti con garabatos infantiles coloreados que homenajean a Andy Warhol.

UN CÓCTEL DE REFERENCIAS

Entre las texturas mas sorprendente de esta colección se encuentra la tela de toalla, muy presente en los diferentes ‘looks’: albornoces, bermudas, chaquetas y elegantes y sensuales vestidos bustier que envuelven y resaltan sutilmente la silueta femenina. Todo un guiño a la mítica actriz Brigitte Bardot, que rodó la película El desprecio en la Casa Malaparte bajo la batuta del director Jean-Luc Godard.

Otros recurrentes en esta colección son los abrigos e impermeables de tipo pescador y el piqué de algodón, buque insignia de la famosa ‘maison’, que se apodera de túnicas cortas (como reminescencia de la icónica falda de tenis de Lacoste), vestidos largos, chándales muy chic y amplias sudaderas reversibles, con mangas retráctiles y laterales que se pueden abrir con cremallera. Una buena muestra de la obsesión de Oliveira por la ropa modular.