El K-pop frecuenta más la sección de sucesos que la de espectáculos. Dos de sus más egregios representantes fueron condenados el viernes a penas de cárcel por un conjunto de violaciones que revelan el clima de impunidad en una de las industrias más boyantes del país. Los condenados no son cualquiera. Jung Joon-Young (foto), de 30 años, alcanzó la fama en un programa televisivo de talentos y se había labrado una reputación sólida como compositor. Jung violó a varias mujeres borrachas, las grabó sin su consentimiento y compartió el video en un grupo de Kakao Talk (el equivalente coreano de Whatsapp). «No podemos ni imaginar el dolor que sintieron las víctimas cuando se enteraron de lo que había sucedido», remarcó el juez tras condenarle a seis años de cárcel y a un curso de 80 horas sobre violencia sexual. «Me arrepiento profundamente de mi estupidez y desde ahora viviré arrepentido», dijo Jung.

Choi Jong-hoon, de 30 años, había integrado el grupo superventas FT Island. De él dice el juez que «no sintió ningún remordimiento después de violar en grupo a mujeres intoxicadas». Ha sido condenado a cinco años y pasará por el mismo cursillo que Jung. La sentencia revela una cultura tóxica: «El chat que tenían demuestra que consideraban a las mujeres como objetos».

Lo serio empezó meses atrás con la investigación del club Burning Sun. Seungri, benjamín de la celebérrima banda Bigband y accionista del club, formaba parte de un grupo que intercambiaba grabaciones de relaciones sexuales y ahora espera sentencia.