La princesa Leonor se estrenó ayer en su primer acto oficial como heredera del trono en los actos conmemorativos del XIII Centenario del Reino de Asturias, I Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de Covadonga y I Centenario de la creación del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.

Los reyes, acompañados por sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía fueron recibidos a su llegada a la Santa Cueva por el presidente del Principado de Asturias, Javier Fernández y otras autoridades, entre ellos el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y el Abad de Covadonga, Adolfo Mariño. Una vez dentro de la Santa Cueva, conocida como La Santina, a la que accedieron por el túnel excavado en la montaña, escucharon al arzobispo de Oviedo y la interpretación del himno de la Virgen de Covadonga, que corrió a cargo del gaitero José Ángel Hevia.

El arzobispo hizo entrega de las medallas de la Virgen de Covadonga a la princesa de Asturias y a la infanta Sofía. A continuación, contemplaron el túmulo de don Pelayo y se trasladaron a la Basílica de Santa María la Real de Covandonga donde se celebró una misa y después toda la familia estrechó sus manos y conversó con los asistentes al acto, que los recibieron con vítores. Leonor, de 12 años, estuvo en todo momento junto a su padre, Felipe VI, que también asistió a estos actos siendo todavía un niño. De hecho, en este mismo lugar, Felipe recibió en e año 1977 el título de Príncipe de Asturias. Los Reyes y sus hijas posaron sonrientes con un estilismo sobrío y perfectamente conjuntado.

Leonor eligió para este acto un discreto vestido confeccionado en tweed en blanco y azul, a juego con la camisa y la corbata de su padre. Por su parte, Sofía lució un vestido de color rojo, la misma tonalidad que el diseño hecho a medida de silueta lápiz de Carolina Herrera que llevó su madre.