Puede que Elon Musk (Pretoria, Sudáfrica, 1971) pase a la historia por ser el hombre que llenó nuestras calles de coches eléctricos, instaló colonias humanas en Marte e ideó el primer sistema para pagar por internet. Pero antes de contar en una película la vida del fundador de Tesla, SpaceX y Paypal, los guionistas de Hollywood querrán relatar la de su madre: la modelo y dietista canadiense Maye Musk, quien a sus casi 70 años -los cumplirá en abril- protagoniza las campañas de publicidad más prestigiosas y las portadas de las revistas de moda más solicitadas sin permitir que el paso del tiempo haga mella en su manifiesto sentido de la elegancia.

Puertas adentro, la trayectoria personal del célebre emprendedor, que este miércoles ha sido noticia por haber enviado un descapotable a Marte, está en las antípodas de la de un registrador de la propiedad: con su primera mujer, la escritora canadiense Justine Wilson, tuvo mellizos y trillizos; con la segunda, la actriz británica Talulah Riley, se casó y se separó dos veces; y el año pasado se definió como "el tipo más deprimido del mundo" tras romper con la intérprete norteamericana Amber Heard, ex esposa de Johnny Depp.

El mundo por montera

Con todo, la biografía de la madre de Elon Musk gana a la de su hijo en habilidad para desafiar las normas establecidas. Si él promete revolucionar la vida de los humanos, ella imparte lecciones de supervivencia y saber estar desde su juventud. De hecho, el día que trajo al mundo a su primogénito llevaba dos años decorando su dormitorio con la banda de finalista del certamen de Miss Sudáfrica de 1969 y desde los 15 años se ganaba la vida como modelo en el país africano, donde su familia se había mudado a vivir desde Canadá siendo una cría. El mundo que su hijo aspira ahora a ver desde el espacio, ella lleva poniéndoselo por montera desde que su padre se aficionara a llevarla de aventuras en avioneta por el desierto de Kalahari junto a su hermana gemela y al resto de la familia.

No resulta exagerado afirmar que Maye Musk ha estado toda su vida viviendo del cuerpo, pues a su carrera de maniquí añadió muy pronto la de dietista, carrera que estudió en la universidad y que perfeccionó más tarde con dos másteres científicos. Tras separarse de su marido, un ingeniero sudafricano con quien tuvo tres hijos, la madre de Elon Musk ha estado combinando el modelaje con la profesión de nutricionista y, según ha confesado, ha atravesado épocas boyantes con otras de auténtico apuro para salir adelante.

A los 60 años dejo de teñirse

Haciendo de la necesidad virtud, los consejos dietéticos que daba a otras modelos se los tuvo que aplicar a sí misma en los años 90 para quitarse de encima 25 kilos y lograr salir del target de las tallas grandes. Aunque, tal y como ha reconocido, la gran decisión de su vida ha sido negarse a frenar las marcas de la edad: cuando cumplió 60 años dejó de teñirse el pelo y de disimular las arrugas. Desde entonces le han llovido las ofertas laborales.

En los últimos años Maye Musk ha sido reclamo publicitario de marcas como Virgin America, Swarosky, Revlon y Clinique, ha aparecido en la portada de revistas como 'Elle', 'L’Officiel' y 'New York Magazine' (donde simuló un embarazo a sus 63 años) y recientemente desfiló en la semana de la moda de Nueva York tras fichar como la imagen de la firma de maquillaje Cover Girl.

Esta última marca se distingue por ofrecer una imagen diversa de la belleza alejada de los cánones establecidos. Con la madre del creador de Tesla han encontrado su rostro perfecto: en sorprender al personal y darle requiebros al destino, pocos le ganan.