Cuatro años le ha llevado escribir, robándole horas al sueño al periodista Juan Ramón Lucas (Madrid, 1958) «una novela antigua, como de las de antes» en palabras de su admirado Arturo Pérez Reverte. La maldición de la Casa Grande (Espasa) es una historia que nos sumerge en las entrañas de la sierra minera de Cartagena-La Unión, en una época de explotación y de abusos, sobre todo a las mujeres, a las que está dedicado el libro. Lucas, recupera la historia de Miguel Zapata, el Tío Lobo, cien años después de su muerte.

-Le ha quedado una crónica de un Dorado que fue muy negro. ¿Era la intención?

-He tratado de retratar una sociedad y una época poco conocida fuera de aquella región. La de los empresarios mineros que hacían y deshacían y la de las parias, las mujeres sometidas a los abusos de los hombres, frustrados, enfermos y alcoholizados por la explotación del trabajo en las minas.

-¿Y esa historia le llega una noche de flamenco en el Festival del Cante de las Minas de La Unión?

-En una cena, sí. Estaba con la escritora María Dueñas y el que fue alcalde de La Unión, Francisco Bernabé, nos habló del Tío Lobo y yo pensé que ahí había un novelón. Decidí tirar del hilo para hacer mi primera novela. Lo había intentado antes, pero no me gustaba lo que escribía.

-Pues ha encontrado un filón.

-No ha sido fácil. Me he desanimado muchas veces, me notaba inseguro, porque no es mi terreno. Pero ahí está. Presenté la novela en una mina de La Unión y fue mi gran noche.

-La Casa Grande del título existe y está abandonada, ¿no?

-No vive nadie y está deteriorada, pero no en ruinas. Sus propietarios, Portmán Golf, están pendientes de darle un uso. Es una monumental casa modernista que en la novela yo construyo un poco antes.

-¿Lo más arriesgado ha sido escribir como María y contar la maldición desde su mirada?

-He hecho un ejercicio similar al de los actores. Así me quité el peso del narrador periodista y afronto, como mujer, el amor, el sexo, el parto... Me costó mucho encontrar el idioma de la novela. Quería contar la historia de este hombre, tenía mucha información, pero no sabía cómo. Así que con ella, de la que sabemos que cuidó de Miguel Zapata y que fueron amantes, huyo de la tercera persona. Ese personaje, que sale de abajo y sufre los abusos de su padre, recorre todos los territorios.

-Pero esta no es una novela feminista.

-No. Es una novela de mujeres.

-Dice que la literatura habla más de los que somos, de la condición humana, que del periodismo.

-Como periodistas tenemos que contar lo que pasa, pero si pudiéramos fabular y escribir una historia a partir de lo que nos cuenta, por ejemplo, un inmigrante que llega en patera, nos acercaríamos más a lo que siente y a la vedad de su experiencia. No quiero parecer pedante, pero en La Poética, Aristóteles dice: «La historia cuenta la aventura de un solo hombre, la poesía cuenta la aventura de toda la humanidad”.

-Describe una realidad de esclavitud laboral de hace unas décadas y es difícil no pensar en el presente.

-Fíjate lo que tenemos ahora. La historia de la Humanidad es la búsqueda de un espacio mejor para vivir tú y los tuyos. Por eso me interesaba sacar del olvido una realidad no tan lejana, donde pasaron cosas tan tremendas como los abusos a las mujeres. Aunque mira sin ir más lejos qué ha pasado con La manada, por ejemplo. Ningún empresario se atrevería a ser ahora como era Lobo con sus empleados en las formas, pero en el fondo…

-¿Satisfecho con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez?

-Lo conseguirá o no, pero ha logrado ilusionar. Han conseguido acabar con una etapa cuando menos los esperábamos. En el ámbito de la cultura y del medioambiente, que me interesa especialmente, podemos empezar a vivir buenos momentos. Creo que Màxim Huerta lo hubiera hecho bien de ministro porque aunque no tuviera experiencia en gestión sí tenía mucha voluntad e ilusión. Al nuevo ministro no lo conozco, pero si consiguen quitar el IVA cultural, acabar con clientelismos y extender la cultura habremos ganado algo. Un Ministerio de Cultura lo que tiene que hacer es que la cultura sea un bien común.