Hace solo unos días, Meghan Markle cogía inesperadamente un vuelo comercial desde Londres a Nueva York. Un viaje que hacía ella sola. Con esta escapada exprés, la duquesa de Sussex tenía la finalidad de animar a su amiga Serena Williams, quien está disputando el US Open, un torneo que concluyó ayer y en el que la pasada madrugada jugó la final. Sin embargo, los planes de la duquesa de Sussex en la Gran Manzana no solo se han centrado en el tenis sino también en otro deporte.

La cuñada de los duques de Cambridge decidió combatir el jet lag acudiendo a Modo Yoga, un estudio ecológico ubicado en una de las zonas más exclusivas, el West Village, donde habría compartido clase con unas 60 personas.

Meghan siempre ha reconocido ser una gran adepta a este ejercicio que empezó a practicar gracias a su madre, Doria Ragland. En unos días retomará su agenda oficial. Su primera visita será a la organización benéfica Smart Works, dedicada a ayudar a las mujeres a encontrar empleo.