E l reparto de la nueva edición de Supervivientes se reduce a una estrella rutilante, María Lapiedra, y un montón de secundarios del montón, valga la redundancia, aunque a algunos de ellos, por lo menos, el espectador los conoce (pienso en el cantante valenciano Francisco y en la peluquera Raquel Mosquera, viuda del boxeador Pedro Carrasco). Puede que haya sido una buena decisión, ya que María Lapiedra es en estos momentos la apuesta más clara de Tele 5 por seguir reinando en el mundo de la tele basura. De hecho, a María te la encuentras hasta en la sopa a la que sintonizas la cadena amiga, y es de suponer que la cosa irá en aumento con su exilio en Honduras; ya sabemos que a Tele 5 le encanta aprovechar las sinergias, que es la manera elegante de justificar el autobombo.

Para ir abriendo boca, María ya ha dicho que, si le entra gazuza en la isla, es muy capaz de cambiar sexo por papeo. Y la presencia en el plató del paparazzo Gustavo permite profetizar escenas de celos de mucho fuste: no hay como una buena tangana para conseguir picos de audiencia.

Filóloga catalana

Nacida en 1984 como María Pasqual en Mollerussa, provincia de Lérida, nuestra heroína estudió en el colegio de los Hermanos de la Salle y, posteriormente, se licenció en Filología Catalana. Dicen que quiere mucho a su papá y que detesta a su mamá, más que nada porque la abandonó a una corta edad. Que una filóloga catalana acabe de actriz porno resulta bastante peculiar. Algo debió de tener que ver su primer marido, Ramiro Lapiedra, director de cine erótico que la rebautizó con su apellido (como hizo posteriormente con Miriam Sánchez, alias Lucía Lapiedra, y la actual Apolonia Lapiedra, cuyo nombre auténtico desconozco). Los libros que ha publicado María tampoco tienen mucho que ver con sus estudios: Follar te vuelve loco (2010), Independencia sexual (2011) y Mi mundo de plástico: confesiones de una actriz erótica (2013), en el que narraba sus encuentros amorosos con personajes de tan profundo calado intelectual como Joan Laporta, Dinio, Pipi Estrada o DJ Kiko (antes conocido como Paquirrín).

El disco que grabó en el 2012, Infamissimo, tampoco consistía en poemas musicados de Marti i Pol, precisamente, sino en temas tecno-sicalípticos: personalmente, lo que más me gusta de la carrera musical de María son los videoclips dedicados a Laporta -en cuyo partido político visto y no visto Solidaritat Catalana per la Independència llegó a militar- y a Artur Mas, que convierten los de Leticia Sabater en superproducciones a lo Beyoncé.

Rara e imprevisible

Actriz porno, filóloga catalana, fan de Laporta, independentista convencida que se pasa la vida en Madrid… Elementos imposibles de un personaje que tiene gracia precisamente por lo disparatado que es. Hasta cuando se casa con una persona aparentemente normal, el agraciado es otro friki que dice ser arquitecto y llamarse Mark Hamilton, aunque también es independentista catalán y en realidad atiende por Marc Amigó (los únicos miembros de la familia sin alias, por el momento, son las hijas de la pareja, Martina y Carlota). Ramiro Lapiedra insiste en que es una arpía interesada que va a su bola y pasa de todo el mundo, pero no es esa la impresión que saca el telespectador de Sálvame, que se lo pasa pipa viéndola reír, llorar y mentir con una profesionalidad admirable. Reconozcámoslo: de todas las mujeres absurdas que han pasado (y pasan) por Tele 5, María es la más rara e imprevisible. Le auguro años de esplendor catódico si aprovecha su estancia en Honduras para imponer su visión del mundo.