Tras 35 años en la cadena SER, y los 27 últimos al frente de 'El larguero', el programa líder en la noches radiofónicas en España José Ramón de la Morena ha cambiado de frecuencia:desde el pasado 1 de julio es la nueva voz deportiva de Onda Cero. emisora en la que dirigirá y presentará cada noche (23.30 horas) desde el próximo mes de septiembre ‘El transistor’.

-¿Cuáles son sus primeras sensaciones al incorporarse a Onda Cero?

La primera sensación, cariño, que he recibido al llegar a la redacción, con gente tan joven. Quiero seguir aprendiendo cosas de cada uno de los profesionales de esta casa. Todo lo que he conseguido en esta profesión ha sido siempre gracias al equipo que me ha rodeado y creo que aquí vamos a formar uno muy bueno. Pasaremos muchas horas juntos para preparar el programa y, por eso, es muy importante la relación entre nosotros.

-¿Cómo será 'El transistor'?

Está claro que, a estas alturas, no voy a cambiar mi estilo de hacer radio, porque es lo que sé hacer, pero intentaré mejorar. Cambiará el escaparate, pero el producto seguirá siendo el mismo. La noche invita a que los oyentes se olviden de sus problemas del día a día y disfruten de la función, no podemos ser un problema más. Seremos la compañía de esas personas que encienden el transistor de su mesilla antes de dormir o de los que se pasan la noche trabajando.

-¿Por qué 'El transistor'?

Es algo que siempre ha formado parte del programa, porque lo dice la propia sintonía: "Hincha, tu eres el mejor escuchando el transistor". Me enamoré de la radio gracias a un pequeño transistor que me trajeron los Reyes de mi tía Andrea cuando estaba interno en el colegio de Los Escolapios. Gracias a ese transistor escuchaba el fútbol y seguía la jornada de cada fin de semana. Ahora, espero que la gente siga pendiente de 'El transistor'. Ya en Onda Cero.

-¿Habrá algo más que fútbol en 'El transistor’?

¡Claro! Así ha sido siempre. Estaremos pendientes de lo que marque la actualidad de cada día, pero habrá más deportes. Baloncesto, ciclismo, el Mundial de Fórmula 1 y el de motociclismo, balonmano, deporte de aventura... Y seguiremos buscando historias sorprendentes, personajes peculiares... En ‘El transistor’ habrá tiempo para hablar de muchas cosas.

-¿Cuál es su primer objetivo?

Los protagonistas de esto son los deportistas. Vivimos un momento único de nuestro deporte y se trata de que todos ellos vayan pasando por ‘El transistor’. Tenemos el mejor equipo para intentar entretener cada noche a todos los que quieran estar con nosotros al otro lado de la radio. Que los que ya están sigan a gusto en Onda Cero y que otros muchos puedan ir llegando. Aquí caben todos.

-¿Cree que el mejor De la Morena está por llegar?

No lo sé, pero yo le busco. Tengo la sensación de que sí, de que lo mejor de mi está por llegar, porque la experiencia es mayor y me enriquece y, sobre todo, porque soy un optimista empedernido. He visto ilusión y ganas de trabajar en las caras de mis nuevos compañeros. Y los que se vienen conmigo están tan ilusionados como yo. Me levanto cada mañana pensando en el programa, en lo que podemos hacer, en nuevas ideas... Lo mejor está por llegar, seguro.

-¿Es una responsabilidad ser el referente de la radio deportiva nocturna?

No soy un referente de nadie, solo debo serlo para mis hijos. Pero sí que siento una gran responsabilidad, la de no defraudar al oyente que sacrifica horas de su sueño o que se molesta en encender el transistor cada noche para escucharnos. Por él, por ese oyente, es por lo que vengo a trabajar y regreso de madrugada todos los días.

-¿Qué noticia le gustaría dar en 'El transistor'?

He tenido la suerte de dar algunas durante estos años, pero todavía quedan muchas más. Otro mundial de Fernando Alonso, nuevos éxitos de la selección de fútbol, me alegraría mucho contar otro Grand Slam de Rafa Nadal, otro anillo de Gasol, el Tour de Contador… Hay tantos sueños en el aire… ¡Incluidos los míos!

-¿Cómo es su oyente?

Cada casa o cada lugar de trabajo es diferente, pero nosotros queremos llegar a todos y quedarnos ahí con ellos, sin hacer mucho ruido, solo siendo su compañía. Imagino sus caras de sorpresa, su sonrisa, su decepción, su emoción... Quiero que nos sientan a su lado y, sobre todo, que la compañía les resulte útil, más que necesaria. Lo que nos conectará a todos será, precisamente, el transistor.