Hay historias de mujeres que dan a luz en un taxi o antes de que puedan obtener ayuda de un profesional, y también las hay de mujeres que alumbran sin ni siquiera saber de que estaban encinta. La historia de Tia Freeman, soldado de la Fuerza Aérea de EEUU y residente en Nashville (Tennessee), aúna ambas situaciones asombrosas, de ahí que se haya hecho viral.

En un hilo de Twitter publicado esta semana, Freeman, de 22 años, ha relatado su historia. A finales de marzo decidió viajar a Alemania a ver a una amiga, a pesar de estar al final de su embarazo, del que se enteró en enero, cuando ya estaba en el último trimestre. Pero esas vacaciones ya las había reservado antes de saber que iba a ser madre.

"Me quedé en shock. Nunca me había visto como una madre antes. Estaba volcada en mi carrera. Por lo que no seguía sin creerme que iba a ser madre", ha relatado la protagonisa de esta historia al Huffingotn Post. Ni siquiera se lo contó a nadie. Así, el pasado 7 de marzo se embarcó en un vuelo de 14 horas a Estambul (Turquía), donde hizo escala de toda una noche, camino de Alemania.

Primeras contracciones

Había comido algo durante el vuelo, tras lo cual, comenzó a sentirse mal. Creyó que algo no le había sentado bien. Pero ya en Estambul, se dio cuenta de que quizá su malestar no se debía a una intoxicación. Tenía calambres, y cada vez eran peores. "Empecé a sudar, tenía ganas de vomitar... me di cuenta de que iba a dar a luz", explica.

Ya en la habitación del hotel de la capital turca, comenzó a buscar vídeos de Youtube sobre cómo dar a luz a un bebé. Freeman ha relatado que tomó esa determinación porque pensó que "en Turquía mucha gente no habla en inglés, ella tampoco sabía cuál era el número de emergencias del país, ni cómo funcionaría su seguro médico en el extranjero, eso sumado a que el bebé parecía venir demasiado rápido". Así que decidició tener a su hijo allí mismo, en la habitación del hotel. Pero, ¿por qué no contactó si quiera con la recepción del hotel? "Ni si quiera se me ocurrió en ese momento", ha relatado la joven en las redes sociales.

Cuando midió sus contracciones y se dio cuenta de que ya eran con un intérvalo de un minuto. Tras cinco o seis empujones, el bebé llegó al mundo. Cortó el cordón umbilical sujetándolo con los cordones de sus zapatos con un cuchillo que esterilizó con agua caliente usando un hervidor eléctrico. Tras dar de mamar al bebé, que fue niño, ¡limpió el baño! y se fue a dormir.

Al día siguiente, tras saber lo ocurrido, las autoridades la ayudaron a obtener un certificado de nacimiento y la documentación para su recién nacido, al que le ha puesto de nombre Xavier.

En el aeropuerto "llamaron a las aduanas, a la policía, a un médico y a una enfermera" y le hicieron mil preguntas, "pero finalmente probé que no era traficante", relata. Freeman también se puso en contacto con la embajada de EEUU. Finalmente, acudió con su hijo a un hospital, donde pasaron una revisión. Los dos estaban perfectamente sanos.