Las limitaciones del distanciamiento social pueden significar, además de un engorro, una oportunidad. Por ejemplo, la de hacer un Live Aid íntimo y doméstico. Algo así fue One world: Together at home, especial musical contra la pandemia del coronavirus que en la noche del sábado al domingo llevó actuaciones íntimas de grandes estrellas a las casas de más de 175 países, a través de un puñado de cadenas televisivas, plataformas y redes sociales.

Detrás de la idea estaba la organización de activismo social Global Citizen, y el principal beneficiario ha sido la OMS; en concreto, su fondo solidario de respuesta al covid-19. Lady Gaga ejerció como comisaria y, según ha explicado, la iniciativa ha logrado compromisos por valor de casi 117 millones de euros.

En total fueron ocho horas de montaña rusa emocional: las seis primeras en forma de emisión por streaming y las dos últimas como blockbuster televisivo.

Durante las seis horas de precalentamiento, estrellas del cine y la televisión se turnaron en las labores de concienciación y llamada a la acción. La primera voz cantante, la de Andra Day con Rise up. Llegarían después clips domésticos de Niall Horan, Hozier con Maren Morris, Rita Ora, Christine and the Queens, Kesha o el matrimonio de pianistas clásicos formado por Lang Lang y Gina Alice Redlinger.

Luis Fonsi sorprendió tocando con otros tres músicos, todos bien separados, al contrario que Picture This, apiñados en un sofá. Charlie Puth no se preocupó por hacer la cama. Sheryl Crow abrazó la profesionalidad completa. Pero quienes se lucieron realmente fueron los surcoreanos SuperM con With you. El mundo de One World: Together at home fue amplio e incluyó también a artistas de Sudáfrica (Black Coffee, Cassper Nyovest, Sho Madjozi), la India (Vishal Mishra) o Hong Kong (Jacky Cheung).

Si durante ese primer tramo, el ritmo de la emisión fue relajado, en las dos últimas el espectáculo fluyó con precisión y agilidad, animado por Colbert, Fallon y Kimmel. Arrancó este apartado Lady Gaga con una versión de Smile, de Nat King Cole. Otros artistas también tiraron de estándares de sentirse bien, como Shawn Mendes y Camila Cabello (What a wonderful world) y los colegas John Legend y Sam Smith.

Homenajes

Stevie Wonder recordó el Lean on me del recién fallecido Bill Withers, mientras que Paul McCartney rindió tributo a su madre, comadrona de profesión, antes de encarar Lady Madonna. Más figuras venerables: Elton John desde su jardín con un apropiado I’m still standing, o los Rolling Stones, cada uno en su casa (y Charlie Watts sin batería, tocando al aire), con la no menos apropiada You can’t always get what you want. Hubo artistas que trataron de ver las cosas con optimismo y buen humor, y otros, en cambio, parecían decididos a hundir la noche. Kacey Musgraves optó por Rainbow; Fallon se acompañó de The Roots para una versión del Safety dance de Men Without Hats; Lizzo eligió el A change is gonna come; y Billie Eilish y su hermano Finneas versionaron Sunny, de Bobby Hebb.

El menos optimista fue Billie Joe Armstrong. De entre todo el largo repertorio de Green Day, eligió nada menos que Wake me up when September ends. Taylor Swift quería hacernos llorar, como Jennifer Lopez con su plañidera versión de aquel People.

El clímax final llegó con una épica versión a múltiples pantallas de The prayer, el dueto de los 90 de Andrea Bocelli y Céline Dion, con la participación de ambos y el añadido de Gaga, Legend y Lang Lang.