Si hay un actor que ha sido un gran manirroto, con permiso de Johnny Depp, ese es Nicolas Cage. El sobrino de Francis Ford Coppola, a sus 54 años, es todo un personaje en sí mismo con sus variopintas excentricidades. Nadie duda de que, a su modo, ha sabido disfrutar del éxito que le brindó Hollywood en sus mejores tiempos y que ha vivido al límite. Pero eso hace tiempo que se acabó.

Según ha desvelado el Daily Mail, el actor que ganó en 1995 un Oscar por su papel de alcohólico en Leaving Las Vegas ha dilapidado buena parte de su fortuna, que abría pasado de 150 a 25 millones de dólares. Por eso ahora acepta papeles en películas rutinarias que se estrenan en los canales estadounidenses por cable y confía en volver a figurar con títulos como Mandy, una película de terror que ha presentado hace unos días en el festival de cine de Sundance y que promete un exceso de sangre y, en su caso, de sobreactuación.

No es la primera vez que Cage ve peligrar su patrimonio. Ya en el 2009 una investigación fiscal destapó que debía unos 7,5 millones de euros de la hacienda pública de EEUU. Solo dos años antes, en el 2007, se compró 22 coches de alta gama. «Tenía que poner el dinero en algún sitio», explicó entonces el protagonista de Baby Arizona y Hechizo de luna.

Otra de sus obsesiones ha sido coleccionar casas. Hasta 15 ha llegado a tener. Y no cualesquiera: desde una vivienda de 25 millones de dólares frente al mar en Newport Beach (California), una finca rural de más de 15 millones en Rhode Island y una residencia de más de ocho millones en Las Vegas. El actor también adquirió en el 2006 la mansión La Laurie en Nueva Orleans por casi cuatro millones, una propiedad con leyenda incluida. Además de un chalet en Aspen y apartamentos en San Francisco, Nueva York y Venice Beach. «Creo firmemente en las propiedades inmobiliarias. No me fio de la bolsa ni de dejar el dinero en el banco», ha dicho en alguna entrevista.

Y todo eso sin pasar por alto sus estrafalarias compras en subastas. Empezando por el cráneo de dinosaurio por el que pagó 46.00 euros en pugna con Leonardo DiCaprio y que resultó ser una pieza robaba por un peleontólogo de Mongolia que tuvo de devolver. O el Lamborghini del Sha de Irán, que compró en otra subasta el 1997 por 450.000 dólares, tras sus éxitos en las películas de acción Con Air y Cara a cara. O su obsesión por los cómics antiguos. O por su colección de animales exóticos. O por las cabezas reducidas de pigmeos que decoran alguna de sus viviendas.

Casado con Alice Kim -tras dos cortos y tormentosos matrimonios con Lisa Marie Presley y Patricia Arquette- y con dos hijos, el actor ha asegurado que quiere que en el futuro su vida «sea contemplativa». Su reposo final ya lo tiene pagado: una tumba en forma de pirámide en el cementerio de Nueva Orleans.