Retransmitida por la televisión y abierta el público. Así fue ayer la emotiva despedida de Ari Behn, el exmarido de Marta Luisa de Noruega, que se quitó la vida la pasada noche buena a los 47 años sin que se conozcan las circunstancias. Al funeral, celebrado en la catedral de Oslo, acudió Marta Luisa con sus tres hijas: Maud Angelica, de 16 años; Leah Isadora, de 14; y Emma Tallulah, de 11. También la familia real al completo con los reyes Harald y Sonia y los príncipes Haakon y Mette- Marit, con sus hijos. Todos quisieron dar su último adiós al que fuera uno de sus integrantes durante 14 años. Pese a no ser un funeral de Estado, estuvieron varios miembros del Gobierno. Quien no asistió es la actual pareja de Marta Luisa, el chamán Durek Verrett.

La catedral de Oslo, con capacidad para 900 personas, se quedó pequeña. Horas antes de que comenzara el servicio religioso, muchos ciudadanos hacían cola a las puertas del templo para estar presentes en la despedida del polifacético autor. La misa estuvo oficiada por la obispo Kari Veiteberg. Los padres de Ari Behn, Olav Bjorshol y Marianne Behn, fueron los encargados de inaugurar los discursos ante un féretro blanco coronado por un gran ramo de rosas con una banda que ponía: «Te amamos por siempre, papá», firmado por las tres hijas de Ari.

Marta Luisa acompañó hasta el altar a su primogénita, Maud Angelica, que dejó un retrato de su padre, pintado por ella, sobre el ataúd, antes de pronunciar un emotivo discurso. «Te iba a regalar este dibujo como regalo de Navidad. Mientras lo dibujaba, pensé en cuánto te quiero y en lo emocionada que estaba por ver tu reacción. No te he visto en dos semanas y te he extrañado mucho». Maud agradeció también a su padre la seguridad que le inculcó de niña. «Cuando tenía miedo de los monstruos debajo de mi cama, me decías que me cuidarías. Eras mi héroe, papá. Nos hiciste pensar que podíamos hacer cualquier cosa. Nos hiciste sentir una fuerza y una alegría infinitas al creer en nosotros de esa manera. Por eso, Leah, Emma, mamá y yo te echaremos mucho de menos». La pequeña también tuvo un hueco para mencionar que el suicidio nunca es culpa de nadie: «Papá debía estar tan cansado que sintió que no tenía otra manera de salir de este mundo», pero «siempre hay una salida». Por último, las tres hermanas depositaron varias flores sobre el ataúd del escritor.

Ya en su discurso de Año Nuevo, el rey Harald dijo: «Muchos de nosotros estamos entrando en el nuevo año con tristeza en nuestros corazones. Pero nos queda la esperanza. Estamos fuertemente tocados por la muerte de Ari Behn esta Navidad. Ha sido cálido experimentar la compasión de muchas personas y verlas encender velas en la plaza del palacio». Esta misma semana, un amigo del escritor , el también artista Espen Eirborg con el que compartió exposiciones, la última unas semanas antes del suicidio, explicaba: «Ari estaba muy preocupado por la muerte y las cosas más oscuras. Pero no pensé que pudiera hacerlo. Tenía mucho dentro que no estaba resuelto».