La modelo, influencer y empresaria Kim Kardashian ha fichado a una expresidiaria para la campaña de su marca de lencería de efecto reductor SKIMS Solution Wear. Se trata de Alice Marie Johnson, de 64 años, que había sido condenada a cadena perpetua por participar en una trama de tráfico de drogas en 1996 y que logró la libertad en el 2018 tras estar en prisión casi 21 años.

Pero no es una expresidaria cualquiera. La vinculación de Kardashian con esa mujer, que es madre de cinco hijos y bisabuela, viene de lejos, ya que durante años la influencer luchó a favor de su liberación, petición que fue denegada por el expresidente Barack Obama en el hace 3 años. Con la llegada de Donald Trump al poder, la situación dio un giro favorable para la condenada, ya que el yerno del presidente, Jared Kushner, formaba parte de lo defensores de su liberación.

La implicación en la causa de la famosa empresaria fue tal que incluso celebró una reunión con Trump para clamar por la conmutación de la pena de la presa, que el presidente de Estados Unidos le acabó concediendo pese a declararse siempre a favor de la ejecución de los traficantes de drogas.

Una vez libre, la mujer decidió publicar un libro, After life, en el que narraba su experiencia en la cárcel y cómo vive ahora su libertad. Kardashian no dudó en escribirle el prólogo. Ahora, un año después de obtener la libertad, la empresaria ha dado un paso más y ha decidido ficharla para promocionar sus prendas.

Como no podía ser de otro modo, a improvisada modelo besa los pies de su benefactora. Y así lo expresaba en un tuit que se ha hecho viral, en el que aparece un vídeo de la mujer embutida en una faja de la firma explicando la historia. «Kim, mi ángel de la guarda. Ella luchó por mi libertad, fue a la guerra por mí. Ahora, cada momento de la vida me es precioso, despertarme, abrir una puerta e ir adonde quiera... Todo es precioso», expresó la expresidiaria.

La misma marca de ropa que vivió una polémica el pasado mes de junio, dada a su denominación. Se llamaba «kimono», por lo que fue considerada ofensiva para el público japonés, ya que suponía una apropiación hacia la cultura nipona. Con lo que la celebrity se vio obligada a cambiarla por la actual Skims Solution Wear.