Rosa Clará (Barcelona, 1959) celebra este año las bodas de plata de su firma homónima de moda nupcial. Su estilo innovador y su apuesta por la máxima calidad de tejidos y acabados la han posicionado como la segunda marca española del sector, con 140 tiendas exclusivas y presencia en 80 países a través de más de 4.000 puntos de venta.

-¿Qué balance hace de estos 25 años?

-Iniciamos este bonito proyecto con mucha responsabilidad, en el que hemos tenido muchas alegrías y una gran expansión. Todo empezó de forma sencilla, no como un gran proyecto, pero lo cierto es que las cosas han ido muy deprisa.

-Su irrupción en la moda nupcial supuso un soplo de aire fresco para las novias. ¿Cómo recuerda sus inicios?

-Estudié Derecho, pero no era lo mío. Después me formé en el sector nupcial y aprendí el oficio. Trabajaba en una compañía nupcial pero, harta de viajar, decidí abrir una pequeña tienda en el paseo de Gràcia de Barcelona hace 29 años, cuando mi hijo acababa de nacer. Empecé a comprar vestidos a diferentes marcas, pero rápidamente me di cuenta de que lo que las novias me pedían no tenía nada que ver con lo que yo les estaba ofreciendo. En ese momento surgió la idea de ponerme a hacer mis propios diseños. Y a partir de ahí recuerdo que todo fue muy rápido.

-La pandemia ha coincidido con la celebración de los 25 años de la firma.

-Debido a la crisis del covid tuvimos que aplazar todos los actos que teníamos previstos para celebrar nuestras bodas de plata. Fue muy duro, trabajamos durante meses con mucha ilusión, pero no pudimos celebrarlo. Pero afortunadamente tendremos muchos años por delante para celebrar si no los 25, los 30, los 35 y todos los que vengan. Yo represento los 25 años que han pasado, pero mi hijo Dani, que se incorporó el pasado agosto, tiene toda la vida por delante frente a la empresa.

-¿Cómo ha cambiado el vestido de novia tras la pandemia?

-Ha habido de todo. En bodas que se aplazaron para más adelante, las novias han venido a la tienda para comprarse un traje más sencillo y así casarse en el juzgado y celebrarlo más adelante con todos los invitados.

-¿Han cuantificado las pérdidas?

-Tenemos tiendas y puntos de venta en todo el mundo. Concretamente en España cuando surgió la pandemia tuvimos que cerrar las tiendas durante tres meses con la incertidumbre de no saber lo que ocurriría. Se pospusieron el 40% de las bodas, pero a partir de septiembre se están celebrando enlaces de distintas formas.Intento dar un mensaje positivo porque este país tiene que seguir adelante

-¿Cree que el año que viene se recuperará la normalidad en cuanto a bodas?

-Hay que adaptarse a la normalidad lo máximo posible, hacer las cosas bien hechas y ser optimistas. Tengo la esperanza de que la próxima primavera se celebrarán bodas seminormales. Posiblemente la novia que se case en mayo pedirá a sus invitados la prueba del covid.

-¿Cuál es el sello de identidad de la casa?

-Nuestras colecciones tienen un patrón impecable, utilizamos los mejores tejidos y la innovación es constante. Diseño, artesanía y calidad son las bases de la marca.

-¿Cómo ha evolucionado el sector nupcial a lo largo de estos años?

-Ha habido muchos cambios... El mundo 'on line' ha puesto la moda al alcance de muchísima gente y esto, hace años, era impensable. Ahora las novias siguen las tendencias y tienen una cultura en moda que antes no había. Sin embargo, el principal cambio está en la edad. Cuando nosotros empezamos la novia tenía 23 o 24 años como mucho. Eran niñas que venían a probarse el vestido acompañadas de la familia, que las influía de gran manera. Hoy, en cambio, llegan novias que con suerte tienen 30 años y saben perfectamente lo que quieren y deciden por sí mismas. La mujer ha cambiado muchísimo.

-¿Cuál es el secreto de mantenerse como una firma de referencia mundial?

-Creo que uno de nuestros éxitos es que hemos sabido intuir por dónde iba el sector y nos hemos ido adaptando a cada ciclo. En estos momentos tenemos 16 colecciones con nombres diferentes que nos permiten abarcar muchos tipos de novias, muchos países, muchos estilos e incluso muchos precios.

-¿Cómo recuerda el periodo en el que realizó colaboraciones con los grandes de la moda como Christian Lacroix, Karl Lagerfeld, Lolita Lempicka y Jesús del Pozo, entre otros?

-Fue fantástico. Ellos nos daban sus modelos, nosotros los fabricábamos y los distribuíamos por el mundo. Colaborar con ellos fue una lección de cómo se trabaja en la moda para cada una de sus empresas. Trabajar con los número uno fue impagable.

-Durante esa colaboración, hace 10 años, inauguró su tienda en el Faubourg Saint Honoré, en París, de la mano de Lagerfeld y Lacroix.

-Fue una entrada en París por la puerta grande. Un momento crucial, que nos fue muy bien para darnos a conocer fuera de España.

-Ser líder en tendencia de moda nupcial le ha llevado a vestir a numerosas celebridades.

-Es una ilusión que vivimos con ellas. Yo siempre digo que una novia está en un momento especial de su vida, no importa a lo que se dedique. Da igual sea quien sea. Nosotros vestimos ilusión. Me siento muy orgullosa de poder estar al lado de las mujeres en uno de los días más importantes de sus vidas.

-¿Alguna anécdota?

-Recuerdo que una de las primeras fue Paula Echevarría. Le confeccionamos el vestido de su boda con David Bustamante, el vestido de comunión de su hija y el vestido de boda de 'Velvet (la serie de Antena 3). A Paulina Rubio le diseñamos cuatro vestidos para su boda con Colate. Como estaba de gira, no podía venir a hacerse las pruebas y al final tuvimos que ir a Miami para que se probara los vestidos. El último vestido fue para Mery Perelló, la mujer de Rafa Nadal, que lució un espectacular diseño con un escote caja realizado en encaje francés, inspirado en el movimiento artístico 'Art Déco', bordado a mano, de manera meticulosa con micropedrería incrustada en el dibujo. También hicimos los vestidos a las madres de los novios y a la hermana del tenista.