Venciendo las crisis de salud, la desmotivación y la inseguridad escénica, superando el pulso con unas musas que quizá andaban un poco fatigadas y magulladas, Sabina se ha rehecho con un disco, Lo niego todo, en el que juega al despiste y recrea su personaje con renovados materiales musicales. Lo paseó hace unas semanas por tierras mexicanas y lo estrenó en España, este viernes, con unrecital en su Úbeda natal, arropado por los suyos, sintiendo «una emoción que le pone a uno un nudo en la garganta», dijo al terminar la canción que da título al disco.

Así comenzó la noche, con ese manifiesto solemne y esquivo, ese «no pero sí» en el que se burla de quienes le han llamado Dylan español y lo niega todo, «incluso la verdad». Hacía tiempo que Sabina no apostaba tanto por el disco del momento como en esta gira: siete canciones de estreno capitalizaron la primera parte del concierto, siguiendo con Quien más, quien menos y Postdata, esta con su «vago sabor mexicano».

ENTORNO FAMILIAR

En el recinto ferial de Úbeda, con sus 7.000 entradas vendidas (esta localidad ronda los 35.000 habitantes), tenía abundante familia: «mis hermanos Juan y Mari Carmen, y mis sobrinos y sobrinos-nietos». Acontecimiento social y un espectáculo vistoso, con pantallas cortesía de Ultramarinos Films, que ilustraban las canciones con fotos, dibujos y recortes de prensa. Y Sabina en condiciones vocales más óptimas de lo que cabía esperar.

Para extraviarse por las carreteras fronterizas de No tan deprisadecidió tomó asiento. «Me lo han aconsejado en el geriátrico», bromeó. Cambios de decorado: el reggae de ¿Qué estoy haciendo aquí?, donde tocó esa trompetilla, el kazoo, propia de Paolo Conte, y los riffs de guitarra stonianos, quizá también un poco argentinos, deLágrimas de mármol, con los que se proclama «superviviente, sí, maldita sea», camino de la también corpulenta Las noches de domingo acaban mal. Canciones, estas, con el sello de Leiva, el excomponente de Pereza, que firma la producción.Y Sabina, decantado por la confesión sobre el deterioro de los materiales. «Uno debe cantar de lo que le pase, pero no es fácil hablar de envejecer. Ni siquiera yo quiero, a no ser que sea del de Leonard Cohen», ironizó.

LOS CÓMPLICES Y LOS CAÍDOS

En los cimientos musicales, los fieles Pancho Varona («si alguien fuera a escribir mi biografía no autorizada debería ser él») y Antonio García de Diego, y Jaime Asúa, el que fuera guitarrista de Alarma!!!, el grupo de Manolo Tena. Hubo, sí, menciones a los caídos en estas últimas temporadas: de la música (Leonard Cohen, J. J. Cale, Javier Krahe) y de las letras; Juan Gelman y Gabriel García Márquez. «Y no lo digo por presumir de amigos famosos, que también».

Al bajo, una «chica nueva», la argentina Laura Gómez Palma. Cerca de ella, Mara Barros, que atrajo el foco para cantar en solitario una canciones de tintes jazzísticos, Hace tiempo que, incluida en su nuevo disco en solitario, el segundo, Por motivos personales. Barros se lució de una manera más desatada en la copla Y sin embargo te quiero, de Quintero, León y Quiroga, que, como es costumbre, Sabina casó con su propia Y sin embargo. En ese punto del concierto, momento Pancho Varona mediante (cantó La del pirata cojo), el repertorio ya se había decantado hacia el grandes éxitos, primero con La Magadalena, luego con El bulevard de los sueños rotos. Dejando a un lado el nuevo material, llegó la hora de Ruido y de Peces de ciudad, y una alusión al cultivo de la música por parte del colectivo local Peor para el Sol, en cuya creación Sabina tuvo algo que ver. Con el público levantándose ya los asientos, 19 Días y 500 noches la armó marcando el rumbo a otros clásicos: Noches de boda, Princesa, Contigo...Valores estables que seguirán acompañando a Sabina en el intenso año que tiene por delante.