Tras casarse por lo civil el pasado 1 de junio en los salones de estado del palacio Grimaldi de Mónaco, Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam han vuelto a reunir a sus familias y amigos más próximos para celebrar su segunda boda por sorpresa.

Esta vez, en una ceremonia religiosa que ha tenido lugar este sábado en la abadía de Sainte-Marie de Pierredon, una iglesia de Saint Rémy de Provence, un pueblo de la Provenza francesa. Un lugar muy especial para la familia monegasca, ya que fue allí donde Carolina de Mónaco se refugió con sus tres hijos tras la repentina muerte de Stefano Casiraghi, su segundo marido, en un accidente motonáutico en 1990. Allí, se aisló del mundo y se volcó en su rol de madre.

UN RAMILLETE DE LAVANDA

Carlota, de 32 años y Dimitri, de 37, han celebrado la fiesta posterior en los jardines de la residencia de Carolina, que para la ocasión los han adornado con velas y llamativos juegos de luces proyectados en el edificio en tonos malvas, como homenaje a los característicos campos de lavanda de la Provenza.

La nieta mayor del príncipe Rainiero y el productor han obsequiado a todos los invitados con un ramillete de lavanda de cultivo biológico hecho a mano. Además, este detalle, considerado símbolo de amor y felicidad, estaba adornado con una tarjeta serigrafiada con sus nombres, con sus iniciales enmarcadas en una corona floral y con la fecha de este segundo enlace.

Este domingo por la tarde, el palacio real monegasco ha difundido un par de fotografías en las que la novia luce un vestido blanco de escote barco, volantes, detalles de encaje y un velo corto. En la mano lleva un ramito de espigas y lavanda, la planta típica de la Provenza, que ha tenido un protagonismo especial en este enlace. En otra de las imágenes, ambos se besan en la salida de la iglesia, ante sus invitados y bajo una lluvia de arroz.

Se da la coincidencia de que en esta misma fecha, hace 41 años, contrajo matrimonio Carolina de Mónaco con su primer marido, Philippe Junot.