Emulando a la gran Lola Flores en su inolvidable actuación en el programa 'Esta noche... fiesta' de José María Íñigo, cuando en uno de sus arrebatos artísticos le salió volando uno de sus pendientes, Tamara Falcó perdió su anillo durante su participación en el programa El hormiguero' del pasado martes.

Estaba la marquesa de Griñón en animada conversación con Pablo Motos, Cristina Pardo, Juan del Val y Nuria Roca acerca de qué hace cada uno con los recuerdos de sus exparejas que según reveló Tamara ella los tiene guardado en el sótano de la casa de su madre- que la noble 'influencer' no se dio cuenta de que estaba moviendo el anillo que llevaba en el dedo índice con tanto énfasis que la joya acabó saliendo disparada en pleno directo.

El anillo cayó al suelo del plató y un solicito Motos se apresuró a buscarlo. Al encontrarlo, el presentador del programa no pudo por menos que admirar la belleza de la joya detenidamente y destacar que tenía toda la pinta de ser "un anillo de compromiso, con un brillante".

Silencio embarazoso

La afirmación del avispado director del programa descolocó a la resuelta colaboradora que, muerta de vergüenza y sin saber que contestar a la pregunta, o más bien afirmación concluyente, optó por guardar un embarazoso silencio e intentar disimular lo incómodo del momento volviéndose a poner la sortija en el dedo.

Aunque la socialité y empresaria tan sólo lleva saliendo con Íñigo Onieva desde el pasado mes de septiembre, la pareja parece estar tan enamorada que ya suenan campanas de boda en algunos círculos de la capital para la hija de Isabel Preysler, que está atravesando por un gran momento personal y profesional, ya sea como colaboradora en "El Hormiguero" y como jurado en "El Desafío o como reclamo publicitario de varias marcas de moda.

La folclórica y la aristocrática

Se desconoce el importe del anillo volador de Tamara y si iguala o supera en precio al famoso pendiente volante de la Faraona, que en aquel ya lejano 1977 tenía la nada despreciable cifra de un millón de pesetas (6.000 euros), pero por suerte para ambas, tanto la folclórica como la aristócrata pudieron recuperar sus queridas alhajas sin más contratiempo que la curiosidad de los telespectadores.