Se puede decir que la Justicia no siempre hace justicia y que sus herramientas, aun siendo legales, crean desaguisados morales. O eso o lo que se escribió la top Emily Ratajkowski en el interior de su antebrazo, mostrándolo a las cámaras en una alfombra roja en Hollywood: Fuck Harvey.

Son dos formas de responder a la noticia publicada el miércoles por 'The New York Times' de que Harvey Weinstein, acusado por más de 80 mujeres de acoso, abuso, agresión sexual y violación, está a punto de liberarse de un buen número de las demandas planteadas por lo civil gracias a un principio de acuerdo negociado entre las partes. Con 25 millones de dólares, que no saldrán de su bolsillo sino de las aseguradoras de la que fuera su compañía, en proceso de bancarrota, evitará que muchos de los casos en su contra lleguen a juicio. Y, en virtud de lo pactado, el productor tampoco tendrá que asumir ninguna culpabilidad.

No es de extrañar que buena parte de las reacciones hayan sido de crítica o de un cabreo como el de Ratajkowski, que también salpicó sus redes sociales de etiquetas como #nojusticenopeace (sin justicia no hay paz) o #burninhellHarvey (arde en el infierno). Mientras, grupos como Times Up, fundado para luchar contra el acoso sexual precisamente tras el estallido del escándalo Weinstein y el relanzamiento del movimiento #MeToo, han mostrado esperanza de que sirva al menos para dar a las víctimas una pequeña medida de justicia y alivio a las víctimas. Así es como lo quiere ver Caitlin Dulaney, que ha recordado que muchas víctimas no pueden acudir a la justicia penal porque los delitos han prescrito, o Zoe Brock, una modelo que acepta el acuerdo aunque ha dicho que le hace sentir "enferma, derrotada y desesperanzada".

Time's Up, no obstante, ha aprovechado también para recordar que si esto es lo mejor que las supervivientes pueden conseguir, el sistema está roto. Es más que un problema de matemáticas: es síntoma de un sistema problemático y roto que privilegia a abusadores poderosos a costa de supervivientes.

El problema matemático sin duda está ahí. 18 víctimas de Weinstein se repartirán 6.2 millones de dólares mientras que casi el doble, 12 millones, irán a parar a costear los gastos legales de Weinstein, su hermano Bob y la junta directiva de su compañía. Y esa disparidad también la ha criticado Douglas Wigdor, abogado de una de las al menos cuatro mujeres que se niegan a aceptar lo pactado, que ha calificado de vergonzoso el pago para representantes legales de quienes, asegura, posibilitaron las acciones de Weinstein. Rechazamos la idea de que esto es el mejor acuerdo que se podía lograr para las víctimas, ha dicho el letrado.

El principio de acuerdo, que debe ser ratificado por un tribunal de bancarrota y otro federal, alcanza un total de 47 millones y cubre también gastos de acreedores de la compañía y 18,6 millones para crear un fondo para eventuales compensaciones a otras víctimas de Weinstein. Este puede estar a punto de evitar una respuesta ante la Justicia tiene otra pendiente. El 6 de enero arranca en Nueva York el juicio por lo penal donde enfrenta acusaciones de violación y agresión sexual que pueden ser castigadas con cadena perpetua.