Hace 15 años que Vanesa Lorenzo (Barcelona, 1977) descubrió aquello de 'Mens sana in corpore sano'. Fue en Nueva York donde conoció las bondades del yoga.

La modelo, diseñadora y pareja de Carles Puyol, ex jugador del Barça, ha sentido la necesidad de compartir la experiencia que cambió su forma de entender la vida en su primer libro 'Yoga. Un estilo de vida' (Planeta). Una obra que ha presentado esta semana en Barcelona, donde recoge la filosofía yogui, un conjunto de técnicas para mejorar el cuerpo y la mente, y que ha dedicado "a mis dos emes [sus hijas se llaman Manuela y María] y a mi compañero de viaje, Carles Puyol".

¿Qué significa el yoga para usted? Es una necesidad vital que me ha dado la oportunidad de conectar con mi cuerpo, con mis sentimientos, que me ha hecho recuperar mis instintos, reconocer los alimentos que me sientan bien y controlar la respiración.

¿Qué le aporta? Un conocimiento para gestionar mis emociones dentro y fuera de la esterilla. Me ha permitido enfrentarme a retos físicos ejercitando nuevas posturas que me dan equilibrio mental y fuerza física.

Desde que comenzó a hacer yoga, ¿existe un antes y un después? Sí, pero ha sido una evolución gradual. Empecé hace 15 años en Nueva York y a medida que me introducía en la filosofía yogui me di cuenta de que mi vida experimentaba un cambio gracias a unas técnicas que no solo mejoraban mi forma física sino que me ayudaban mentalmente.

¿Por qué se embarcó en esta aventura editorial? Pensé en escribir el libro que a mí me habría gustado encontrar. En Nueva York iba a clases, hablaba con profesores e intentaba indagar en los libros, pero todo era muy espeso. No encontré a nadie que me lo explicara de una manera sencilla.

¿Era ese el objetivo de este manual? Sí. Pretende inspirar y animar a las personas a cuidarse para sentirse bien.

Además de enseñar posturas básicas, ¿qué más explica? Hay una parte de filosofía de posturas, asanas, que va ligada a un tipo de alimentación. He intentado transmitir unos conocimientos básicos porque no creo en las dietas milagro, así que hablo de lo que a mí me funciona. Si el arroz y la quinoa la tierra los da integrales, ¿por qué los refinamos? Somos parte de la naturaleza, no debemos cambiarla. También hay unos sencillos consejos de belleza porque es básico sentir y mimar el cuerpo por fuera y por dentro.

¿Sigue algún tipo de alimentación especial o practica algún deporte? No soy estricta en nada, ni soy vegetariana. Me gusta comer de todo. En cuanto al deporte, me gusta salir a correr. Me produce placer sentirme físicamente fuerte.

En el libro hay también una parte más técnica. Yo no soy instructora, por eso en esta guía hablo de mi experiencia cuando empecé como yogui practicante. La parte técnica corre a cargo de María Escudero, una profesora de acroyoga.

Su pareja, Carles Puyol, ¿también hace yoga? Fue muy fácil traerlo al yoga, primero porque tenía mucha conciencia del cuerpo, había practicado pilates y tiene mucha elasticidad (risas).

¿Practican juntos? De manera puntual. Es muy difícil coincidir con nuestras agendas tan apretadas. Los fines de semana intentamos buscar siempre un hueco.

¿Y sus hijas? Manuela, la mayor, que va a cumplir 3 años, hace yoga en el colegio, y a veces intenta imitarme. María tiene 10 meses. Es aún muy pequeña. Los niños cuentan con ventaja, son yoguis naturales, su elasticidad es tremenda y no tienen miedo a nada.

¿Cómo es Carles en la intimidad? Es muy de verdad. Es una persona con una gran disciplina y muy clara. Es la persona más honesta que conozco.

Usted le enseña yoga. ¿Él que le enseña a usted? Con él aprendo muchas cosas. Cada día me sorprende.

¿De fútbol también? Sí, muchas veces lo oigo hablar con Iván de la Peña sobre fútbol y gestión de equipos y siempre me dan lecciones.

¿Le gusta mostrar sus posturas acrobáticas en las redes sociales? Al principio era reticente, pero me encanta Instagram. Recuerdo que una de las primeras fotos que publiqué con Carles fue producto de una broma que le hicimos a Carles Sans (El Tricicle). Le pedíamos trabajo como acróbatas. Jajajaja!