Carlos González-Espresati tiene 96 años --cumple los 97 en febrero-- y, aunque se trasladó hasta Castellón con 8 años desde Huelva, localidad donde nació, es un castellonero de pro. Militar de profesión, se casó en Córdoba con Rosa María, su mujer, y tuvieron seis hijos: Carlos, Rosa María, Carmela, Francisco, Gonzalo y Cayetano.

Memoria viva de la ciudad e hijo del que fuera miembro fundador de la Junta Central de Fiestas en 1945 y autor del primer texto del Pregó, también de nombre Carlos González-Espresati, rememora para Mediterráneo acontecimientos emblemáticos del viejo Castellón y de las antiguas fiestas fundacionales. «Recuerdo que, tras la Guerra Civil, en los años 40, hubo quien propuso quemar las gaiatas, como se hacía con las fallas, y los presidentes de los sectores y la Junta se opusieron», explica González-Espresati. De hecho, el periódico Mediterráneo publicaba en marzo de 1945 una nota de la Junta Central de Fiestas en la que confirmaba que «los monumentos no arderían a pesar de los rumores que circulaban por la ciudad». «Y es que las gaiatas nacerían de un proyecto que se iría mejorando con diferentes elementos con el tiempo», destaca.

El traje de setí

En aquella época «se propuso hacer cada año un Pregó y mi padre fue el primero que lo escribió, con la mayor parte del texto en castellano. Manolo Vellón fue el que lo cantó desde la carroza de la reina y, al cabo de dos años, se sustituyó por el de Bernat Artola». Los recuerdos le vienen a la mente mientras conversa. En esta ocasión, hace referencia a la primera vez que se lució el traje de setí en la ciudad. Fue con motivo de la representación de la ópera de la Filla del Rei Barbut, también en la década de los 40, y se organizó una recreación donde las mujeres iban ataviadas con el traje de castellonera de gala y los hombres, de setí. «Salieron tantas parejas como partidas habían en la ciudad», afirma. «Por aquel entonces, Castellón era una población pequeña, en la que nos conocíamos todos, éramos como una gran familia, con las puertas de las casas abiertas y no pasaba nada», destaca González-Espresati, quien comenta que las fiestas de la Magdalena «eran tranquilas y en la actual avenida Rey Don Jaime era donde se celebraba la feria de atracciones».

Durante toda su vida ha conocido a diversos alcaldes como Eduardo Codina, Paco Grangel, Benjamín Fabregat, Vicente Pla --conocido también como Panxeta-- o a Carlos Fabra Andrés.

La Cofradía de la Sangre es otra de las entidades de raigambre relacionadas con la familia. «En 1931 fue el último año en el que se celebraron procesiones en la ciudad y cada rama de la cofradía --caballeros, menestrales y labradores, en ese momento-- tenía una imagen que cada clavario se llevaba a su vivienda durante un año y la exhibía en la planta baja de su vivienda durante ciertos días. La Virgen del Amor Hermoso vino a mi casa porque mi padre era el clavario de la rama de caballeros y, al llegar la guerra, los republicanos quemaron la imagen», explica. «Al regresar a Castellón tras salir por la contienda bélica, mi padre encargó una nueva imagen de la Virgen a Porcar», recuerda.

Buen conversador y gran conocedor de las fiestas y tradiciones de la ciudad. Así es Carlos González-Espresati. Dialogar con él es aprender, es como hacer un máster de soca en costumbrismo castellonense. Un lujo.