El ilusionista de Vilavella fue invitado como maestro de ceremonias a la presentación del jugador Santi Cazorla, que se realizaba en el estadio de la Cerámica. Yunke hizo un par de trucos del para abrir boca y para que los aficionados quedaran estupefactos al ver como acribillaba sin piedad a su ayudante, encerrada en una caja de cartón.

Después, una ilusión en la que el maestro de ceremonias jugó con la modificación de texturas y colores —el verde del césped y el amarillo y el fucsia de las dos equipaciones oficiales del Submarino—. Y como antesala del momento culminante, una especialidad de la casa, el escapismo, con Yunke liberándose de una camisa de fuerza bien amarrada por dos aficionados elegidos al azar y de una caja de madera compacta sellada a conciencia con clavos y cadenas.

Y, finalmente, Yunke hizo aparecer de la nada al gran protagonista de la tarde. La figura de Santi Cazorla fue revelándose poco a poco dentro de un cilindro de cristal transparente inundado de humo.