La vida de Mònica Forés, una joven de 32 años de la Ribera de Cabanes, dio un giro de 180 grados cuando le detectaron un cáncer de mama el 1 de julio del pasado 2019. “Me dijeron que era malo y un mes después ya me estaban operando. A partir de ahí fue todo muy rápido; quimioterapia, radioterapia… soy muy ‘avariciosa’ y he pasado por todo”, afirma con una sonrisa que la enfermedad no le ha podido arrebatar pese a este duro trance.

Por suerte, aunque todavía no quiere lanzar las campanas al vuelo, todo hace indicar que Mònica ha superado lo peor: “Todas las pruebas están saliendo muy bien y tengo muchas ganas de empezar una vida nueva”. Y es que la joven ha estado de baja desde que le dieron la peor noticia posible: “Tenía un salón de belleza porque soy peluquera y asesora de imagen, y no pude seguir. Por suerte he contado con mucho apoyo familiar y no me ha faltado de nada, porque como buena autónoma tampoco tenía muchas ayudas”.

El negocio que regentaba junto a una socia ha tenido que cerrar, pero “manegueta” como ella mismo dice que es, ya está abriendo nuevos frentes laborales: “Quiero dedicarme a ser asesora de estética oncológica, aprovechando mis conocimientos previos y el paso por la enfermedad”, Así argumenta su tesis: “Llevo 17 años dedicándome a la belleza y ahora he comprobado que los oncólogos tienen limitaciones en el campo de la estética que no saben, ni tienen por qué saber. En mi formación me decían que un paciente de cáncer no se puede hacer casi nada y es mentira. Con cosas adaptadas a tu piel puedes verte mejor, y aunque no es lo más importante, sí es importante para estar más cómoda contigo misma”.

Un cambio radical

Mònica completó el 7 de abril la Media Maratón de Berlín. Poco después notó un bultito que le hizo acudir al médico y a partir de ahí su vida ya fue otra, como ella misma reconoce: “Tenía que aceptar y entender lo que estaba viviendo; no querer ser más, ni menos”. Aprovecha la ocasión también para pedir a las lectoras que en situaciones como la que pasó no duden en acudir “lo antes posible” a un especialista: “A lo mejor eso me ha salvado la vida. Si creen que no es nada, mejor que se lo digan los médicos, que para eso estudian”.

La asesora de imagen de la Ribera de Cabanes ha pasado estos últimos meses por muchos episodios que tardará en olvidar. “No es fácil verte sin pelo, sin cejas, con ojeras… Parecía un cuadro cubista de Picasso cuando me levantaba y había que ponerse cejas, pañuelo, pendientes y demás antes de salir. Cuando acababa el proceso me decía que no estaba tan mal”, recuerda.

También ha combatido Mònica contra la incomprensión de algunos semejantes: “Cuando me dijeron que era un tumor malo y había que quitarlo, después de firmar un montón de papeles me senté en el pasillo del hospital, sola, y lloré. Mi madre, que me había acompañado, salió entonces y le dije que no iba a lamentarme más porque eso no iba a cambiar nada, así que nos fuimos a un restaurante indio a comer, y después fui a trabajar. De todas formas es duro no reconocerte en el espejo, el cansancio y comprobar que tu cuerpo ha cambiado. La quimio es muy dura, horrible, y la gente se cree con opción de opinar de todo: Algunos te dicen “aún” estás guapa, otros te dicen que te pondrás dos tetas nuevas y ya está, otros, que tampoco estarás tan mal si te ven por la calle…”. Añade que “si no te pillan fuerte, hay veces que ciertos comentarios duelen”.

Cáncer durante la pandemia

Mònica afirma que los tratamientos oncológicos no se han detenido durante la crisis del coronavirus y desvela cómo ha pasado este confinamiento diferente: “Yo ya había parado antes de marzo, así que no fue un shock tan grande. Además lo he pasado con mi hermana Eva y vivo en el campo, por lo que no he estado tan mal en ese aspecto. Lo importante en el hospital no ha parado y estoy encantada con el personal del Provincial de Castellón”.

Una buena causa

Mònica ha querido poner también un granito de arena en la lucha contra el cáncer y ha sacado a la venta un ‘tote bag’ cuyos beneficios son destinados íntegramente al Hospital de Día de Oncología del Hospital Provincial de Castellón: “Creía que tenía que devolver algo del amor que me habían dado y con el diseño de Beatriz Palometa sacamos este ‘tote bag’ que iba acompañado del lema #Nuncaquiseservaliente que me ha acompañado en este tiempo”. Los resultados no se han hecho esperar: “En menos de 24 horas vendimos 100 unidades. Encargamos 100 más, que también están vendidas. Las sacamos a la venta por 12 euros, de los cuales nos quedamos con 1,87 €, que es lo que nos ha costado. El resto, íntegramente va para el hospital, por lo que podríamos donar más de 4.000 euros”. La joven asesora de estética afirma que seguirá “con más iniciativas similares” y busca nuevos colaboradores que donen sus diseños.

Desde aquí, mucha suerte para Mònica y para todas las que están pasando por lo mismo que ella.