Ni de la mala racha de Messi en el Barcelona, ni del gol de Hazard con el Madrid. Un chico de 29 años, de nombre Carlos Aguayo y que defiende la portería del Vinaròs de la Primera Regional valenciana, se ha convertido este fin de semana en la estrella de la jornada. No se recordaba una situación igual desde que Chilavert marcara un gol de penalti con el Zaragoza y en el saque de centro siguiente encajara otro tanto a renglón seguido. Aguayo lo vivió en primera persona en la Ciutat Esportiva de su pueblo.

El Vinaròs perdía 0-1 contra el Peñíscola, un partido de rivalidad comarcal puesto que ambas localidades están separadas por apenas 10 kilómetros de distancia. El encuentro estaba en tiempo de descuento y Aguayo decide incorporarse al ataque a la desesperada con tal fortuna que conecta un tiro colocado que bate a su colega el guardameta del Peñíscola. La alegría se desborda y se forma una piña alrededor de su figura. Emocionado, casi dos minutos se dispone a incorporarse a su puesto bajo los tres palos, todavía en una nube, pero su amigo Marcos Cano, delantero peñíscolano, con tanta picardía como habilidad de saque de centro, le sorprende y le bate por arriba. Nunca el fútbol pudo ser tan cruel con Aguayo.

Horas después del partido, Mediterráneo pudo contactar con el protagonista del día en el fútbol español. “Estaba viviendo un sueño, porque juego a fútbol desde los 6 años y desde alevín de portero, y nunca había marcado un gol ni tampoco encajado uno desde un saque de centro. La verdad es que es el fútbol ha sido hoy muy cruel conmigo”, señalaba. Carlos todavía estaba como viviendo un sueño amargo, pero que a la vez le ha convertido en un personaje famoso. “Nunca había recibido tantas llamadas en un día. No podía imaginar que esto tendría tanta repercusión, pero lo cierto es que lo que ha sucedido no es nada normal en el fútbol y me ha pasado a mí”, explicaba.

Carlos Aguayo trabaja en una cadena de hoteles y el fútbol es su gran pasión y un hobby para él. Ha jugado siete años en el Benicarló, en el Alcalá y la temporada pasada en Sant Carles de la Ràpita. Esta temporada decidió regresar al equipo de su pueblo, porque el proyecto del Vinaròs prometía y una ciudad así merece estar cuanto menos en Tercera División.

REPASA LA JUGADA DE SU GOL Y EL DESPISTE

Horas después repasaba mentalmente los dos minutos, las dos jugadas que le han catapultado a la fama, en España y a nivel mundial. “Era un partido de rivalidad y perdíamos 0-1. El árbitro había descontado ocho minutos. Era el 90 y ya antes me había incorporado dos veces al ataque por mi cuenta, porque el entrenador estaba expulsado. Me llegó el balón y le pegué colocado y suave, cuando salió de mi bota ya sabía que era gol, porque es la zona donde el portero lo pasa peor”, cuenta con minuciosidad el guardameta del Vinaròs. “Se me tiró encima todo el equipo. No me lo creía, era una gran ilusión para mí y estaba como flotando”, recuerda. Luego, tras la euforía, llegó la gran decepción. “Estaba volviendo a la portería, todavía con la emoción en el cuerpo y un poco ausente de lo que pasaba fuera. El árbitro parece que pitó y oí voces de ¡cuidado!, cuando me di cuenta de todo, vi el balón por encima, intenté tocarlo y lo logré con las puntas de los dedos, dio en el larguero y al caer me pegó en los pies y entró en la portería… me quería morir”, relata con un deje de tristeza incontenida.

EL 'VERDUGO' ES SU AMIGO

“Mi primer gol como portero vino acompañado de otra acción que tampoco es habitual y es que te marquen desde el centro del campo. La verdad es que Marcos Cano le ha dado muy bien al balón y ha logrado un golazo. No le quita nada mérito a lo que ha conseguido”, afirma con caballerosidad Aguayo, todavía absorto por lo que había pasado.

EL APOYO DEL EQUIPO

¿Y qué aconteció después? Pues solo encontró apoyo y cariño de sus compañeros. “Nadie me puede recriminar nada. Intenté tirar del equipo e incorporarme al ataque. En el fondo luego nos reíamos porque parecía que no era realidad lo que estaba sucediendo, pero sí, pasó. Son cosas del fútbol. Ahora hay que seguir y la semana que viene, pues olvidar y salir a por los tres puntos. Soy un ganador y creo que esto me ha pasado por ello”, aseveraba. Carlos, a pesar de todo, se sentía satisfecho de su pequeña hazaña y también de su despiste. “Estoy muy contento con haber marcado un gol. Y creo que volvería a hacer lo mismo otra vez, eso sí, estaré mas atento si me vuelve a suceder”, concluía. Una acción de héroe, pero ni el sinsabor del tanto recibido le convierte en villano, todo lo contrario, su acción se ha convertido en viral con millones de visualizaciones en todo el mundo. A lo Messi.