Las puertas de la Vall se abrieron de par en par hace décadas. Cuando la archiconocida Fábrica Segarra estaba en pleno crecimiento se experimentó un éxodo de andaluces llenos de ganas, de ilusiones y, sin lugar a dudas, cierta tristeza. Se asentaron e hicieron de aquel pueblo en crecimiento su casa y construyeron la base de lo que es hoy en día. Los hijos y los nietos de aquellos inmigrantes son los valleros y vallerosvallerasde hoy.

Sevillanas, faralaes, cañas, palmas y la Virgen del Rocío fueron un año más tan típicos como les manjóvenes, la música de banda, la subida a la ermita de la Sagrada Familia o la Fira de Sant Vicent.

La Vall fue un poco Andalucía o Andalucía se llenó de la Vall, tanto monta, monta tanto.