Las fiestas ilegales y multitudinarias se están convirtiendo en un problema de orden público en la Inglaterra del desconfinamiento. Varios cientos de personas respondieron el miércoles a la convocatoria de una fiesta callejera con música y sin autorización en Londres, que se saldó con 22 policías heridos, cuando trataron de dispersar a los participantes. Dos agentes acabaron en el hospital y cuatro personas fueron detenidas. Boris Johnson prometió que «esa violencia contra la policía no va ser tolerada».