Una vez presentada la reforma laboral con la que Emmanuel Macron facilita los despidos y merma el poder sindical con la intención de “liberar energías” y crear empleo comienza la batalla de la opinión pública. Más de la mitad de los franceses, el 58%, dicen estar en contra de las medidas anunciadas este jueves por el Gobierno, y el 70% cree que no lograrán reducir la tasa de paro -situado en el primer trimestre del 2017 en el 9,6%-, según un sondeo de Harris Interactive para RMC. Además, el 54% de los encuestados temen una degradación de las condiciones laborales de los trabajadores.

Sin embargo, el presidente francés podría haber ganado su apuesta porque, de momento, la oposición a la reforma es de baja intensidad. Nada que ver con la hostilidad que suscitó el texto impulsado por Francois Hollande al final de su mandato. Salvo la disposición que fija un tope para las indemnizaciones por despido improcedente, ninguna medida es juzgada de manera desfavorable. Siete de cada diez franceses se muestran incluso de acuerdo con la propuesta de que en las pymes se negocien las condiciones laborales con los empleados. También el aumento de la indemnización legal por despido es visto con buenos ojos por el 66% de los encuestados.

Impedir un frente sindical

Además de ser una promesa de campaña, una de las claves para entender por qué una reforma más liberal que la de su predecesor ha generado reacciones menos virulentas estriba en el método empleado por Macron. La concertación con los agentes sociales y la ausencia de filtraciones a la prensa para no avivar las críticas en el proceso de elaboración del proyecto ha sido la pauta que ha seguido el Gobierno a rajatabla. El objetivo de impedir la formación de un amplio frente sindical parece haberse logrado.

Sólo dos sindicatos, la CGT y SUD, han convocado una primera manifestación de protesta el próximo 12 de septiembre. En el terreno político es la Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon quien se movilizará el día 23 en París en contra de lo que considera “un golpe de Estado social”. Sin embargo, la unidad sindical está rota. Fuerza Obrera (FO) ha decido no sumarse al llamamiento de la CGT y el sindicato reformista CFDT tampoco estará ese día en la calle.

“El presidente habló de la reforma durante la campaña presidencial, el Gobierno habló de la reforma durante la campaña de las legislativas, los franceses votaron y eligieron presidente de la República a Emmanuel Macron”, recordaba el primer ministro, Edouard Philippe, para dejar clara la diferencia con el mandato de François Hollande.