El presidente palestino, Mahmud Abás, pidió ayer ante el Consejo de Seguridad de la ONU un «rechazo completo» del plan de paz para Oriente Próximo presentado por el presidente estadounidense, Donald Trump. «Ni este plan ni ninguna de sus partes deberían ser considerados como una referencia internacional para negociaciones. Este es un plan (...) israelí-estadounidense que busca cerrar la cuestión palestina», defendió Abás con vehemencia en su discurso.

El líder palestino, entre otras cosas, denunció que la propuesta plantea un Estado palestino inviable, con un territorio fragmentado que comparó con un «queso suizo». «¿Aceptarían ustedes esto?», dijo a los miembros del Consejo mientras mostraba el mapa planteado por Estados Unidos e Israel.

Según insistió, el llamado Acuerdo del Siglo no puede traer «paz y estabilidad» a la región y los palestinos se «enfrentarán a su aplicación sobre el terreno». Abás recalcó que el plan «premia la ocupación israelí» en lugar de exigir responsabilidades por ella y «viola» los consensos internacionales sobre la solución del conflicto. Pese a su oposición a la propuesta estadounidense, el líder palestino no cerró la puerta a nuevas negociaciones con Israel, pero defendió que estas deben desarrollarse bajo los auspicios de la comunidad internacional y que Trump no puede ser el mediador de las conversaciones.

En ese sentido, dijo que está dispuesto a quedarse en Nueva York y comenzar esas conversaciones «inmediatamente». «Si el presidente Abás fuese serio sobre negociar, no estaría aquí en Nueva York, estaría en Jerusalén», le respondió unos minutos después el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon.

El diplomático subrayó que su país ha ofrecido al líder palestino negociar en innumerables ocasiones y él siempre se ha negado, por lo que consideró que mientras esté en el poder no habrá una salida negociada.

La iniciativa, presentada por Trump a finales de enero en la Casa Blanca junto al primer ministro israelí, Binyamín Netanjayu, sienta las bases para la anexión israelí de los asentamientos judíos en Cisjordania y el tramo ocupado del Valle del Jordán, una de las regiones más fértiles y codiciadas del territorio palestino.

También reafirma la soberanía de facto israelí sobre Jerusalén y obliga a los palestinos a desarmarse y renunciar al retorno de los refugiados como condición indispensable para obtener un Estado. «Lo decimos una y mil veces: no», replicó Abás.