La bomba expansiva política y diplomática generada por el asesinato del general iraní Qasem Soleimani el pasado 3 de enero en Bagdad podría rebasar el territorio de Oriente Próximo. Alemania es una de las fichas de ese movimiento militar de Estados Unidos para la que también debería haber consecuencias. Esa es al menos la opinión del veterano activista y antimilitarista alemán Hermann Theisen. El asesinato extrajudicial de Soleimani habría sido imposible sin la participación de la base militar estadounidense situada en la ciudad alemana de Ramstein, en el land de Renania-Palatinado, asegura.

«Hoy sabemos que los drones militares operados desde Estados Unidos utilizan el repetidor de la base de Ramstein para llevar a cabo sus ataques en Oriente Próximo. Y lo sabemos porque, debido a la curvatura de la Tierra, un pilotaje solo con la ayuda de satélites genera un retraso en la transmisión de datos que provoca, a su vez, que los ataques pierdan efectividad y exactitud», explica Theisen. «Se desconoce si hay otra base con un repetidor como el que tiene Ramstein que pudiera servir de alternativa para las operaciones militares de Estados Unidos en Oriente Próximo. Ello nos lleva a concluir que los ataques de dron como el ejecutado contra Soleimani se realizan a través de Ramstein». La fiscalía de Zweibrücken confirmó la recepción de la denuncia, cuyo autor fue el mismo Hermann Theisen.

Ramstein acumula un largo historial de denuncias contra prácticas que presuntamente violan la legislación alemana y la soberanía nacional. En el 2016, el eurodiputado verde Hans-Christian Ströbele ya interpuso una demanda contra el centro de operaciones militares por su participación en los ataques de Estados Unidos en Oriente Próximo y África.

En el 2015, la publicación de la revista Der Spiegel y el portal The Intercept de los llamados Drone Papers -que dejaron a la luz documentos militares estadounidenses- ya apuntó el papel clave de Ramstein en la «guerra de drones» global emprendida por el Ejército de EEUU y la CIA ya desde la Administración de Obama.

La ejecución de Soleimani no hace más que volver a poner sobre la mesa del poder judicial alemán un espinoso tema que incomoda a Berlín. cEn el 2013, el libro Geheimer Krieg (guerra secreta), de Christian Fuchs y John Goetz, lo expuso de una manera poco diplomática: «El Gobierno federal es el anfitrión del comando militar de Estados Unidos sin el permiso del Bundestag». El año pasado, el Tribunal Superior Administrativo de Münster ordenó al Gobierno de Angela Merkel comprobar la legalidad de las operaciones militares que EEUU realiza desde la base. La sentencia llegó tras la denuncia de tres ciudadanos yemenís que en el 2012 perdieron a familiares en un ataque con drones americanos.