El control del tráfico de drogas en un barrio de la ciudad francesa de Dijon parece estar detrás del ajuste de cuentas que han protagonizado miembros de la comunidad chechena llegados de toda Francia y que han sembrado el caos durante cuatro noches consecutivas.

Las escenas de violencia han dejado a los vecinos en estado de shock. El lunes la policía dispersó a un centenar de hombres encapuchados y armados que querían defender el barrio tras la acción de los chechenos. Las imágenes, sin datar, mostrando individuos con barras de hierro y armas de fuego -no se sabe si verdaderas o falsas- han proliferado por las redes sociales añadiendo todavía más tensión al ambiente de violencia.

«Conviene recordar que la justicia la imparte el Estado», dijo ayer el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, que se desplazó a la localidad. Su departamento examinará la situación para expulsar a los chechenos implicados del país.

Según informó Efe, al Ejecutivo francés se le reprocha principalmente la falta de efectivos policiales durante los primeros días del conflicto. «La policía no ha hecho bien su trabajo. Me enfrento a un fallo generalizado del funcionamiento de la policía y de la Justicia. Falta prevención y disuasión, es decir, presencia policial sobre el terreno», señaló ayer en RTL el exministro socialista François Rebsamen, alcalde de Dijon. Interior subrayó el lunes que los incidentes son «inadmisibles» y aportó su apoyo a los agentes, en un momento en que los policías, acusados en Francia de racistas y violentos, se sienten abandonados por el Gobierno.