Alemania no se arrepiente ahora de haber interrumpido bruscamente el flujo de turistas a Mallorca a mediados de agosto, sino de haber autorizado el inicio del tráfico vacacional en julio, asegura el 'Diario de Mallorca'. Helge Braun, ministro de la Cancillería de Angela Merkel y jefe de gabinete para asuntos ligados al coronavirus, ha declarado este mismo lunes al semanario Der Spiegel que "la mitad de nuestros casos de covid de agosto se debieron a gente que había viajado al extranjero". Durante décadas y también en 2020, Palma ha sido el destino favorito de estos turistas alemanes, por lo que la implicación no requiere de mayor precisión.

Berlín no solo culpa a la temporada turística truncada de un repunte de casos, sino que le atribuye la segunda oleada que experimenta ahora mismo Alemania. En el discurso de Braun, el impacto de los turistas contagiados según sus palabras en lugares como Mallorca "creó un mal punto de partida para el otoño".

El responsable de la cancillería para la pandemia evita citar ubicaciones vacacionales concretas como causantes del recrudecimiento que vive Alemania, pero su discurso es una admisión del error de haber abierto puentes con Mallorca o Canarias entre los destinos españoles más favorecidos. En concreto, "cuando empezó la temporada de viajes, las cifras de contagios eran bajas en toda Europa, pero esto es lo que sucedió después: Nuestros países vecinos aflojaron las restricciones".

Claro menosprecio a la situación sanitaria

Al margen de la exactitud de un planteamiento que sitúa la fuente de los contagios en los receptores y no en los emisores, la dura crítica del Gobierno alemán incluye un claro menosprecio a la situación sanitaria en territorios como Mallorca. Según transmite Braun a Der Spiegel, la desescalada prematura y apresurada tuvo lugar "incluso en lugares de Europa donde la sanidad pública no es tan efectiva como aquí". Por esta causa, "los números se dispararon en esos lugares muy rápidamente, lo cual condujo a un renovado aumento de los casos en Alemania".

La teoría de Braun desmiente tajantemente el mensaje del sector turístico mallorquín, que siempre ha mantenido que no hubo un volumen apreciable de contagios de visitantes en la isla, tal vez por no haber efectuado los test pertinentes. También el Gobierno balear paga con retraso el error de haberse desentendido de ejemplos concretos, como la infección de una familia entera de alemanes que procedían de una ciudad que llevaba meses sin un nuevo infectado. La consejería de Sanidad relativizó el caso, discutió el origen del contagio y se negó a llevar a cabo ninguna intervención salvo que se lo pidieran las autoridades alemanes. La contundente respuesta de Berlín ha llegado con retraso.

El turismo ha sido el vector decisivo en las dos oleadas del coronavirus, pero es más difícil asignar el origen concreto de los contagios a Mallorca o a Berlín, aun admitiendo que la propagación tuviera lugar en la isla. El inicio de la temporada turística fue desastroso para las cifras del coronavirus en Baleares. La onda expansiva se transmitió durante todo el mes de agosto, y amainó precisamente a raíz de los vetos de Reino Unido y Alemania.

15 de agosto

El mea culpa de Berlín denota una fractura de la fe en Mallorca. La clausura del flujo turístico a Son Sant Joan se produjo coincidiendo con el 15 de agosto. Los contagios de Mallorca se habían disparado durante la semana anterior por encima del límite de tolerancia alemán, pero Berlín vetaba Madrid y Euskadi mientras concedía un voto de confianza a la isla que ahora se considera equivocado. No se quiso "prohibir a la gente que se tomara sus vacaciones de verano".

Por su posición decisiva junto a Merkel, las palabras de Braun superan en peso a otros pronunciamientos ministeriales. De hecho, sus juicios tienen un valor premonitorio, según se demostró en julio. Un mes antes del cierre fáctico de fronteras, el ministro de la Cancillería ya anunció la supresión de los viajes al extranjero, porque "estamos considerando si no es mejor esta variante a la de que el viajero se vea obligado a regresar tras llegar a su destino de vacaciones". Un mes exacto después, finalizaba la temporada turística en Mallorca.

La segunda oleada pandémica, germinada en Mallorca, amenaza con despeñar a Alemania en "una crisis económica muy larga y que tenderá un triste final". La dramática valoración a cargo del jefe de gabinete de Merkel cuestiona como mínimo el optimismo derrochado en Balears y Canarias, sobre la inminente reapertura de corredores aéreos con el principal mercado emisor.

De hecho, el Boletín Oficial del Estado publicaba ayer mismo la Recomendación del Consejo de la Unión Europea que instituye la división de las regiones en los colores de un semáforo, una clasificación adelantada por este diario. Mallorca y Canarias figuran en la zona roja.