La Europa sin fronteras es un logro a proteger a toda costa pero las soluciones europeas a la crisis de refugiados han fracasado y mientras no haya verdadera solidaridad hay países que seguirán actuando por su cuenta y manteniendo los controles fronterizos internos. Es la idea que representantes de Alemania, Suecia yDinamarca han transmitido este miércoles en Bruselas tras un encuentro de dos horas con el comisario de inmigración,Dimitrios Avramopoulos. La cita, convocada de urgencia para estudiar los nuevos controles fronterizos, se saldaba sin resultados y con un nuevo llamamiento por parte de la Comisión Europea a salvaguardar el espacio de libre circulación que, pese al plan de choque alumbrado en septiembre pasado, sigue estando en cuestión.

“Todos estamos de acuerdo en que Schengen y la libre circulación debe quedar salvaguardada. Se han adoptado medidas excepcionales y estamos de acuerdo en mantenerlas al mínimo y volver a a la normalidad lo antes posible”, aseguraba con optimismo Avramopoulous. “El único camino son soluciones europeas con los 28 Estados miembros”, añadía consciente de las desavenencias que la gestión de la crisis migratoria sigue generando en la Unión Europea y del riesgo a un efecto dominó si Europa no pone la situación bajo control.

Aunque todos comparten la idea de recuperar la normalidad lo antes posible la prioridad sigue siendo frenar la llegada de refugiados. “La situación en Suecia en otoño pasado fue muy complicada. Recibimos 160.000 solicitantes de asilo, el número más elevado jamás recibido que duplicó el anterior récord, 115.000 en cuatro meses. 26.000 menores no acompañados. No queremos que esta situación se repita”, justifica el ministro de justicia e inmigración sueco, Morgan Johansson. “Somos el país que ha recibido más refugiados per capita, no solo el año pasado sino en años anteriores. Podemos hacer mucho pero no podemos hacerlo todo”, añadía sobre el por qué de unas medidas que reforzaban este pasado lunes con la implantación de controles adicionales de DNI.

Una medida a la que su vecina Dinamarca respondía implantando un día después controles temporales también en sus fronteras internas, inicialmente hasta el 14 de enero, pero que tienen visos de prolongarse. “Dinamarca no quiere ser el destino final de miles y miles de solicitantes de asilo”, aduce su ministra de inmigración Inger Stojberg que dejaba la puerta abierta a que sean las propias compañías de trenes, autobuses o aerolíneas las que tengan que realizar la verificación de los controles de pasaportes y documentos de identidad.

MAR DE FONDO

Decisiones que muestran que la marejada de fondo en torno a lacrisis migratoria sigue muy viva. “Es importante nombrar la causa y el efecto en el orden correcto. El problema en Europa es que no tenemos un sistema que funcione, especialmente en la frontera entre Turquía y Grecia. (la base de datos) Eurodac no se aplica correctamente, el sistema de reubicación no está funcionando y no conseguimos llegar a una solución europea”, se quejaba el secretariode Estado de Interior alemán, Ole Schröder, cuyo gobierno implantó controles internos el pasado 13 de septiembre -con llegadas diarias de 3.200 personas que no han bajado- y que se enfrenta estos días a una fuerte presión política tras los asaltos y violaciones cometidos durante la nochevieja en ciudades como Colonia.

CIFRAS IRRISORIAS

Las cifras de Bruselas corroboran que desde entonces la situación ha evolucionado más bien poco. De los 160.000 refugiados que losgobiernos se comprometieron a redistribuir desde Italia y Greciasolo se han repartido 272 personas lo que supone apenas el 0,17% y solo funcionan tres centros de registros, dos en territorio italiano y uno griego, aunque el objetivo es llegar a once. “El sistema de reubicación no funciona correctamente pero seguiremos presionando”, asegura el comisario Avramopoulos.