Gaza y el sur de Israel continúan en alerta máxima este lunes, tras el enfrentamiento entre fuerzas israelís y milicianos palestinos en el que estre domingo murieron ocho personas: un teniente coronel israelí, un comandante del brazo armado del grupo palestino islámico Hamás y seis palestinos más, miembros de este grupo.

La violencia estalló en Gaza cuando un comando de élite del Ejército israelí entró en la franja para llevar a cabo "una actividad de seguridad de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el área", según un portavoz militar israelí, y mató a un comandante de las Brigadas Iz al Din al Qasam, el ala militar de Hamás.

Las fuerzas israelís acabaron con la vida de siete palestinos, entre ellos el comandante Nur Baraka, en la ciudad de Jan Yunis, al sur de Gaza. Todos los muertos palestinos eran miembros de Hamás, según señaló este grupo, que controla el pequeño territorio palestino desde el 2007.

El Ejército israelí informó de que se produjo un tiroteo entre el comando israelí y los ocupantes del vehículo atacado, que respondieron a las fuerzas israelís camufladas, apoyadas por drones (aviones no tripulados) desde el aire, que bombardearon diversos puntos de la zona para facilitar la salida del comando israelí. Fuentes militares israelís señalaron que se trató de una operación para recopilar información de espionaje que salió mal, no de un asesinato selectivo.

REDADA

Medios de comunicación palestinos informaron de que las tropas israeles habían intentado inicialmente capturar, no matar, a Baraka durante la redada, pero que el comandante de Hamas fue asesinado a tiros después de que la operación fuera expuesta. Esto no fue confirmado por el IDF.

El portavoz de Hamás, Fawzi Barhum, condenó la "cobarde agresión israelí" y agregó que la resistencia palestina está lista para cumplir con su deber y hacer que el enemigo pague un alto precio. Durante la noche, milicianos palestinos respondieron con el lanzamiento de al menos 17 proyectiles desde la Franja de Gaza sobre Israel, tres de los cuales fueron interceptados por el sistema de defensa Cúpula de hierro, instalado por Israel.

Los cohetes cayeron en campo abierto y no causaron víctimas y ocasionaron daños leves a algunos invernaderos del sur de Israel, donde las sirenas de alerta por bombardeo sonaron varias veces durante la noche. El Ejército israelí declaró la zona cercana a Gaza como área militar cerrada y las líneas de tren al sur de la localidad de Ashkelon, muy cercana a los límites con la franja palestina, se cancelaron.

REGRESO DE URGENCIA

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que se encontraba en París en viaje oficial por la conmemoración del centenario de la Primera Guerra Mundial, regresó de forma urgente a Israel tras saber que en los enfrentamientos había muerto un oficial de las fuerzas especiales israelíes, identificado como M, y otro militar había resultado herido.

Los residentes de las comunidades israelís cercanas a Gaza dijeron que el alcance de los ataques aéreos israelís en Gaza era excepcional y "sonaba casi como una guerra", según el diario Haaretz. Los incidentes ocurrieron mientras mediadores egipcios intentan que Hamás e Israel lleguen a un acuerdo para una tregua larga. A pesar de estos esfuerzos, Israel lanzó la operación en Gaza.

El ataque derivó en una breve calma a lo largo de la frontera, dos días después de que Israel permitiera a Catar enviar 15 millones de dólares en efectivo a Hamás en Gaza, uno de los primeros movimientos en un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás. Egipto, junto con el coordinador especial de las Naciones Unidas para el proceso de paz en Oriente Medio, Nikolay Mladenov, ha desempeñado un papel clave en los intentos de mediar un alto el fuego entre Israel y Hamás y lograr la reconciliación entre este movimiento islámico y Al Fatá, encabezado por el presidente palestino, Mahmud Abás.