Donald Trump ha sido recibido con los máximos honores este sábado en Arabia Saudí, la primera etapa de un viaje de nueve díasque le llevará también a Jerusalén, el Vaticano y Bruselas. El reySalman bin Abdulaziz le esperaba sobre la alfombra roja instalada junto a la pista del aeropuerto de Riad, donde ha aterrizado el Air Force One del líder estadounidense, que ha llegado acompañado de su esposa, Melania. Al igual que hizo en su día Michelle Obama, la primera dama ha comparecido con el cabello descubierto, sin el tradicional pañuelo musulmán. El respeto dispensado a los Trump contrasta con el tratamiento que se concedió el año pasado a Barack Obama, al que no fue a esperarle el monarca, un desplante que sirvió para expresar la contrariedad saudí por el acuerdo nuclearfirmado por EEUU con Irán.

Este es el primer viaje de Trump al extranjero, un periplo que le servirá para escapar durante unos días de la atmósfera opresiva que se ha instalado en Washington, donde cada día surgen nuevas revelaciones sobre conversaciones comprometedoras del presidente o las pesquisas relacionadas con la trama rusa. “Muy contento de verle”, le ha dicho el rey Abdulaziz. “Es un gran honor”, le ha respondido Trump. En la agenda hay temas importantes, como la cooperación entre los dos países en la lucha contra el Estado Islámico, pero también asuntos económicos de calado. Entre otras cosas, la visita servirá para rubricar la compra saudí de 100.000 millones de dólares en armas estadounidenses. También se espera que la petrolera Aramco cierre acuerdos por valor de 50.000 millones con empresas estadounidenses.