La paz se mantiene por ahora entre Israel y las milicias palestinas de Gaza después de que estas se comprometieran el pasado martes a un alto el fuego, protestado por parte de la ciudadanía israelí que reclama a su Gobierno una solución al problema de la seguridad, tras la peor escalada de tensión desde el 2014.

Tras dos días de ofensiva, en las comunidades israelís periféricas a Gaza las sirenas antiaéreas dejaron de sonar por el lanzamiento de cohetes y morteros desde la franja palestina, unos 460 en total, que mantuvo a los residentes en alerta y causó el cierre de colegios, transporte, grandes comercios y lugares de reunión de más de 20 personas por orden del Ejército.

Cerca de cien proyectiles de los 450 lanzados fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro, varios cayeron en zonas deshabitadas y otros impactaron en infraestructuras civiles como viviendas y supermercados, uno de los cuales causó la muerte de un civil palestino al destrozar una casa en la ciudad israelí de Ashkelón. El fallecido provenía de Cisjordania, se encontraba por motivos laborales en la localidad.

PROTESTAS EN ISRAEL

Aunque se espera que este miércoles se restablezca la normalidad, varios cientos de personas se congregaron la noche del martes en la carretera de entrada de la urbe de Sderot, la bloquearon y quemaron ruedas para mostrar su malestar porque el gobierno ha aceptado tácitamente el alto el fuego en lugar de "hacerse cargo de Hamás de una vez por todas", como reclamaban algunos de los manifestantes, informó el digital Ynet. Este miércoles por la mañana varias personas bloquearon el acceso al paso comercial de Kerem Shalom, entre Israel y el enclave palestino bajo bloqueo, para protestar la situación de seguridad.

Las milicias palestinas de Gaza, con el movimiento islamista Hamás que controla el enclave desde el 2007 a la cabeza, reivindicaron la lluvia masiva de cohetes del martes y el lunes, en respuesta a un incidente que se produjo la noche del domingo durante una incursión militar de Israel en Gaza, que resultó fallida y en la que murieron siete milicianos y un soldado israelí.

CONTRAOFENSIVA

En respuesta a los cohetes, el país hebreo atacó entre el lunes y martes más de 160 objetivos militares de las milicias islamistas, ocasionando la muerte de siete guerrilleros. La gran escalada de violencia, que hizo temer por una nueva guerra, se produjo cuando se avanzaba en un acuerdo de tregua duradera mediada por Egipto y la ONU entre Israel y Gaza.

El jefe del Ejecutivo israelí, Reuven Rivlin, se habría decantado finalmente por el alto el fuego bajo las discrepancias entre los miembros del Gabinete de Seguridad, frente al ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, que defiende desde hace semanas una acción en Gaza y que tiene previsto comparecer este miércoles ante el Parlamento. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha defendido el alto el fuego: "En tiempos difíciles, a la población no se le puede dar a conocer los detalles esenciales para la seguridad del país y los secretos que deben permanecer ocultos para el enemigo".