Las debilidades económicas, la precariedad social y de los sistemas de salud terminaron por desplazar el epicentro de la pandemia de Europa a América Latina. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de certificar una realidad que se venía insinuando desde hacía semanas. Todo es tan veloz que a estas alturas Brasil se ha convertido en el segundo país del mundo con mayor número de infecciones (más de 500.000), solo superado por Estados Unidos (1.721.926). La región ronda los 700.000 casos positivos. Pero es la situación brasileña la que preocupa especialmente por el ritmo de propagación del covid-19, a tal punto de que ha superado a EEUU en la cifra diaria de contagios.

Brasil supera las 28.000 muertes. A este paso letal, y frente a la negligencia del Gobierno de ultraderecha, pronto tendrá mayor cantidad de decesos que el Reino Unido e Italia. Perú es el 12º país del planeta con mayor cifra de infectados (155.671) y unos 4.300 fallecimientos. Chile se ubica en el puesto 14º (99.688 casos) -por encima de China-, y México, en el 16º lugar (90.947 infecciones). Los cerca de 39.000 contagios sitúan a Ecuador en la posición 24ª de esa tabla siniestra. Sin embargo, sus más de 3.300 decesos en un territorio con 17 millones de habitantes lo colocan entre los 11 países con más óbitos. Venezuela y Paraguay apenas tienen actualmente, 14 y 11 muertos.

POLÍTICA ERRÁTICA / La región enfrentó la pandemia de manera heterogénea. La cuarentena no se ha cumplido con la misma velocidad y rigor. Otra vez Brasil puso en escena los mayores costos de una política errática. El presidente Jair Bolsonaro nunca estuvo de acuerdo con el aislamiento y los costes económicos de la parálisis. Y de hecho, ya ha comenzado a diseñar una desescalada.

El mexicano Andrés Manuel López Obrador se encuentra en las antípodas de su colega brasileño. Sin embargo, comparte con él la ansiedad por retomar la «vida pública» a toda costa.

Argentina, con unos 45 millones de habitantes, supera las 16.000 infecciones y los 500 decesos. Como ha ocurrido en Brasil y España, las presiones en favor de un retorno acelerado al «día antes» de la cuarentena son encabezadas por sectores de la derecha.

El ministro de Salud chileno, Jaime Mañalich, creía habitar en el mejor de los mundos. Las protestas en Santiago por la falta de comida le mostraron una imagen que lo dejó perplejo. «Hay un nivel de pobreza y hacinamiento del cual no tenía conciencia».