La compañía American Airlines se ha visto obligada a cancelar este martes medio centenar de vuelos que tenían previsto despegar o aterrizar desde el aeropuerto de Phoenix, en Arizona, a causa de la ola de calor que se ha instalado en el suroeste de Estados Unidos.

"A medida que la temperatura va aumentando, y en este caso en Phoenix hemos llegado a estar a 49ºC, la potencia de los motores de las aeronaves va disminuyendo de manera que habría que ir reduciendo cada vez más la carga", ha explicado Robert Mann, un analista industrial. Al ser menos denso, el aire caliente provoca que el avión tenga que coger mucha más velocidad para compensar la pérdida de impulso que sufren los motores, y, por tanto necesita una pista mucho más larga.

CONDICIONES EXTREMAS

"No sucede casi nunca porque estas son temperaturas extremadamente raras, pero con el calor llega un momento en el quela longitud de la pista es insuficiente o la velocidad que debe coger el avión para despegar es tan alta que los neumáticos no resistirían", ha explicado Mann a los medios de comunicación.

El calor extremo también puede crear problemas para el personal de tierra, pues las temperaturas del pavimento pueden llegar a alcanzar los 66ºC, condiciones realmente peligrosas para la vida en caso de larga exposición.