El brexit lleva camino de desembocar en la mayor crisis nacional en el Reino Unido desde la segunda guerra mundial. El Gobierno pide al país que se prepare para una salida de la Unión Europea sin acuerdo. Escasez de alimentos y fármacos, peligro de recesión económica, una sanidad pública incapaz de atender a los enfermos por falta de personal, fuga de talentos, de fondos y de estudiantes en las universidades... Algunos daños son ya irreparables.

Los planes de contingencia del Gobierno pueden suponer un enorme fiasco. El de los ferris inexistentes es uno de ellos. El Ministerio de Transportes anunció contratos por valor de 120 millones de euros para poner en marcha una flota extra de ferris que transportarían mercancías entre el Reino Unido y el continente europeo, para aliviar la congestión en el puerto de Dover. Pero la única empresa británica agraciada con un contrato (el resto son europeas), Seaborne Freigh, no posee barco alguno entre sus activos ni ha operado un ferri en su vida.

La compañía ha aceptado abrir una nueva ruta para el 29 de marzo, entre el puerto belga de Ostende y el británico de Ramsgate. Este último no tiene capacidad para ferris y el alcalde de Ostende exige pruebas de la rentabilidad de la nueva línea y la solvencia de la naviera, que aparentemente carece de capital. El inexplicable contrato y los términos del acuerdo fueron copiados del portal en internet de una cadena de comida rápida.

Sin reservas de comida / Las cadenas nacionales de supermercados han comenzado a hacer acopio de comida empaquetada y enlatada. Pero el director ejecutivo de Marks and Spencer, Steve Rowe, aclara que en su negocio «el 70% son productos frescos, y todo lo que suponga un retraso contribuirá a aumentar los costes y el desperdicio». No existen almacenes, ni disponibles ni con capacidad suficiente, para acumular las reservas necesarias en caso de crisis. Los depósitos de productos congelados y refrigerados ya se encuentran reservados para los próximos seis meses. «Ninguna cantidad almacenada va a mitigar el riesgo», afirma Mike Coupe, al frente de los supermercados Sainsbury’s.

Sobre la repercusión del brexit en las finanzas, es ya obvio que el dinero está poniendo rumbo a lugares más seguros. Desde el referéndum del 2016, el sector de los servicios financieros en el Reino Unido ha trasladado 900.000 millones en activos a Europa, según el estudio de la consultora EY.

Entidades como Credit Suisse han aconsejado a sus clientes que consideren sacar fuera del Reino Unido sus bienes ante la falta de claridad del brexit, según publicó Financial Times. Desde que Theresa May consiguió aplazar la votación en la Cámara de los Comunes en diciembre, se ha incrementado el desplazamiento de inversiones en Suiza o las islas del Canal, con la diversificación de portafolios fuera del país. «Cuanto más nos acerquemos al 29 de marzo sin un acuerdo, más trasferencias habrá de bienes y más personal será trasladado (a otras capitales) o será contratado localmente», señala Omar Alí, al frente de EY en el Reino Unido.

Dublín, Fráncfort, París y Luxemburgo son los beneficiarios de la mayor parte de las recolocaciones por parte de bancos, aseguradores y grupos de inversión. El fenómeno se refleja en el sector inmobiliario. La vivienda vive un auténtico boom en la ciudad alemana, donde el valor de las adquisiciones el pasado año alcanzó una cifra récord, con un incremento del 36%.

la sanidad, en peligro / Mientras el ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, se dedica a comprar 5.000 gigantescas cámaras frigoríficas para almacenar fármacos y prevé fletar un avión dedicado al trasporte de material médico, en caso de problemas de suministro tras una salida de la UE sin alcanzar un acuerdo, en Ámsterdam están de celebración. Allí tuvo lugar días atrás la ceremonia de entrega de llaves del nuevo edificio que albergará temporalmente a la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) hasta que esté terminada la sede definitiva. La mudanza desde Londres de los 900 empleados ya está en marcha. El EMA tiene un presupuesto de unos 340 millones de euros y atrae cada año a unos 36.000 técnicos, científicos y visitantes de las farmacéuticas.

El brexit también ha hecho mella en los servicios sanitarios. El número de trabajadores de la UE que solicitaron una plaza en la sanidad pública (NHS, por sus siglas en inglés) en los 12 meses posteriores al referéndum cayó el 17,6% y el número de los que se marcharon aumentó el 15,3%. Solo en Inglaterra hay 41.000 puestos vacantes de enfermería.

Más del 5% de sus profesionales proceden de la UE. La hostilidad, el «vete a tu casa» que han escuchado algunos de boca de los pacientes, la incertidumbre y el deterioro de las condiciones económicas explican lo que está pasando.

alerta en las universidades / Algunas de las mejores universidades del mundo están en el Reino Unido. Actualmente, 130.000 alumnos procedentes de la UE estudian en ellas. Pero cuando se complete la salida de la UE, y según la nueva normativa de migración propuesta por el Gobierno, esos estudiantes necesitarán visados y ayudas de los propios centros educativos. Algo «poco realista e irrealizable», según el grupo Russell, que reúne a algunas de las universidades más sobresalientes. El brexit se ha convertido en «una de las mayores amenazas» para el mundo de la enseñanza superior. Un golpe, «académico, cultural y científico», del que las universidades tardarán «décadas en recuperarse», señalan los responsables de 150 de estas instituciones en una carta dirigida a los diputados.

La preocupación es doble. Por un lado, temen que las nuevas restricciones impliquen la reducción de alumnos europeos. Tal caída vendría a sumarse a la ya registrada entre los matriculados en los cursos de posgrado, que descendieron el 5% y, más grave aún, al 9% de bajada por segundo año consecutivo entre los posgrados dedicados a proyectos de investigación. «Los valiosos intercambios de estudiantes, de personal y de conocimiento se van a ver dañados muy seriamente», señalan los firmantes de la carta.

Las universidades británicas temen perder su actual poder investigador al ver suprimidos los fondos de organismos como el European Research Council y el programa Marie Sklodowska-Curie, que proyectaban facilitar al Reino Unido 1.300 millones de euros para los próximos dos años y ahora pueden volatilizarse. «Están en peligro vínculos vitales para la investigación», indica la citada misiva.