La Liga Árabe concluyó ayer su reunión urgente en El Cairo acordando pedir al presidente de EEUU, Donald Trump, que rectifique la declaración del miércoles que designó a Jerusalén como la capital de Israel, pero no adoptó ninguna medida concreta de presión sobre el Estado hebreo ni sobre EEUU, tal como habían insinuado con anterioridad algunos países miembros.

«La decisión [de Trump] no tiene efectos legales (...) y ahonda la tensión, enciende la rabia y amenaza con hundir la región en más violencia y caos», dijo la Liga Árabe en un comunicado difundido en la capital egipcia a las tres de la madrugada de ayer, un comunicado que recoge en toda su expresión la impotencia de la organización. La Liga considera la declaración de Trump como una «violación peligrosa e inaceptable de la ley internacional», que no debería tener ningún impacto en la situación de Jerusalén.

El ministro de Exteriores libanés, Gebran Bassil, propuso adoptar sanciones económicas contra EEUU, pero la iniciativa no halló eco entre sus colegas. Para impedir que Washington traslade su embajada a Jerusalén, deberían «adoptarse medidas preventivas... comenzando con medidas diplomáticas, luego políticas, luego económicas y sanciones financieras», afirmó Bassil sin éxito en el foro cairota que reunió a 22 ministros árabes.

RECONOCER A PALESTINA / El secretario general de la Liga, Ahmed Aboul Gheit, considera que la decisión de Trump «suscita preguntas sobre los esfuerzos de EEUU de apoyar la paz» entre Palestina e Israel. El rotundo cambio de la política norteamericana «socava la confianza árabe» en la administración Trump y equivale a la «legalización» de la ocupación, añadió.

Poco antes de iniciarse el cónclave, en la tarde del sábado, el ministro de Exteriores palestino, Riyad al Maliki, declaró que los palestinos ya no pueden aceptar a EEUU como mediador del proceso de paz, como hicieron en el pasado, puesto que ahora «se ha posicionado como una parte en la disputa y no como mediador». Maliki, que tildó a EEUU de «agresor» contra el pueblo palestino y contra el derecho internacional, insistió en que Washington ya no es un mediador, una posición que durante la jornada de ayer defendieron distintos líderes palestinos. No obstante, este planteamiento carece de futuro ya que nadie puede sustituir a EEUU, y menos que nadie Europa, como algunos sugieren.

El secretario general de la Liga Árabe hizo también un llamamiento «a todos los países que respaldan la paz a rechazar la decisión del presidente de EEUU». «Consideramos que se trata de una decisión injusta», dijo Aboul Gheit. «Pedimos a todos que reconozcan a Palestina como Estado y a Jerusalén Este como su capital», añadió. Pero en medios diplomáticos se comentaba que la condena de la Liga Árabe no tendrá consecuencias y que ni siquiera los 22 países reunidos tienen una posición común al respecto. Antes de la difusión del comunicado final se registraron tensiones entre la delegación palestina, por un lado, y la saudí y jordana, por el otro, ante la negativa de estos dos últimos países de incluir cualquier medida de boicot contra EEUU por trasladar su embajada a Jerusalén, como al parecer pretendía Palestina.

Ayer mismo, una delegación oficial de Bahréin visitó por primera vez Israel de manera pública y oficial, un viaje de cuatro días. Entre los miembros de la delegación hay un clérigo chií. Esta visita, que tuvo repercusión en los medios, sorprendió aunque desde hace bastante tiempo se sabe que Israel mantiene relaciones bajo cuerda con Arabia Saudí y sus aliados. Sin embargo, la delegación de Bahréin fue expulsada de la mezquita Al Aqsa de Jerusalén por los guardianes árabes con el argumento de que no eran personas gratas.