Arabia Saudí exigió en la ONU una respuesta "firme" y "unida" a los recientes ataques contra sus refinerías de petróleo, de los que culpa a Irán y demandó "presión máxima" sobre el régimen de los ayatolás.

El país persa, con quien Riad mantiene una dura rivalidad regional, centró casi por completo el discurso del ministro de Exteriores saudí, Ibrahim al Asaf, ante la Asamblea General de la ONU.

Al Asaf insistió en que está claro que Teherán estuvo detrás de los ataques a sus instalaciones petroleras y recordó al mundo que esas acciones suponen una "amenaza significativa al suministro de crudo".

Un Estado terrorista

El ministro saudí defendió que los ataques "han expuesto al régimen iraní ante todo el mundo" como un Estado terrorista y plantean una "prueba" de la determinación de la comunidad internacional para actuar.

"Esta organización, así como todo el mundo, tienen ante sí la responsabilidad moral e histórica de asumir una postura firme y unida", recalcó. Al Asaf defendió que no se pueden aceptar "medias acciones" o "acuerdos parciales", sino que es necesario "buscar un cambio del carácter y el comportamiento de este régimen".

Presiones financieras

En ese sentido, insistió en que el acuerdo nuclear de 2015 es un fracaso, pues dio a Irán ingresos para "financiar sus agresiones y actividades terroristas". Por ello, apostó por cortar vías de financiación a Teherán con una "presión máxima y sostenida", que le obligue a "renunciar a sus milicias, impida que desarrolle misiles balísticos y ponga fin a sus actividades desestabilizadoras en la región y el mundo".

"El régimen iraní tiene dos opciones: o convertirse en un Estado normal que respeta las leyes y normas internacionales o enfrentarse a una postura internacional de unidad que use todos los instrumentos de presión y disuasión", insistió.