Arabia Saudí sigue sumando medidas de castigo a Canadá por las críticas que el Gobierno de Ottawa lanzó a los arrestos de dos mujeres activistas. El pasado día 1 Amnistía Internacional informó de que Riad había arrestado a dos mujeres activistas, incluyendo Samar Badawi, cuyo hermano, Raif Badawi, lleva encarcelado desde el 2012 acusado de injurias al islam y que en el 2015 recibió públicamente los primeros 50 latigazos de los mil a que ha sido sentenciado. Al día siguiente, Chrystia Freeland, ministra de Asuntos Exteriores de Canadá (donde se han refugiado y obtenido la ciudadanía la esposa y tres hijos del bloguero disidente), se mostró en Twitter «muy alarmada» por el último arresto y pidió la liberación de los Badawi.

La respuesta de Arabia Saudí empezó el domingo. En un hilo de mensajes en Twitter se acusó a Canadá de «abierta y flagrante interferencia en asuntos internos», se interpretó su posición como «un ataque» que «no será tolerado» y se prometió «una postura firme para disuadir a quien intente minar la soberanía del Reino de Arabia Saudí». Se anunció además la expulsión del embajador canadiense y la suspensión de «todas las nuevas transacciones comerciales y de inversiones» entre los dos países. Desde entonces se han ido sumando castigos.

Se han suspendido todos los vuelos desde y hacia Toronto de la aerolínea Saudia, los programas de tratamiento médico y los de intercambio educativo y se ha dado un mes a 16.000 saudís para dejar Canadá. La agencia saudí encargada de la compra de grano no aceptará trigo y cebada de origen canadiense. Una cuenta que apoya al régimen saudí colgó el lunes en Twitter una imagen reminiscente de los atentados del 11-S, con un avión volando hacia la torre CN de Toronto y dos mensajes. El responsable borró el mensaje y pidió disculpas.