El conflicto venezolano dio otro paso hacia el abismo. La Asamblea Constituyente (ANC), el contrapoder creado por el madurismo para limitar la acción del Congreso, en manos opositoras, aprobó despojar a Juan Guaidó de su inmunidad parlamentaria y le dio luz verde al Tribunal Supremo (TSJ) para que enjuice al diputado a quien Estados Unidos y otros 50 Gobiernos reconocieron como "presidente encargado". La decisión no sorprendió a nadie en Caracas desde el momento en que el presidente del TSJ, Maikel Moreno, declarara a Guaidó en desacato y pidiera el pasado lunes quitarle sus fueros. "Queda el Supremo autorizado y démosle el tiempo a la justicia", dijo Diosdado Cabello, la máxima autoridad de la ANC y número dos del Gobierno. Durante la sesión, Guaidó fue calificado por los constituyentes de apátrida, lacayo, fascista y terrorista pero, principalmente, de estar detrás de los cortes de luz que han sumido al país en la oscuridad y la desesperación.

Guaidó reaccionó de inmediato a través de las redes sociales. De un lado, convocó a la población, hastiada por los problemas energéticos y la escasez de agua, a manifestarse otra vez contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Del otro, redobló su solicitud a la cúpula militar de que abandone su alianza con el Palacio de Miraflores. "Fuerzas Armadas, ya tienen una decisión que tomar. Están los elementos en la mesa. Permitir esto sería ponerse en contra de los valores de la República. No protejan a un régimen que no los va a proteger ni va a aliviar el sufrimiento de sus familias", dijo.

A la par, Guaidó volvió a desconocer la autoridad de la ANC y el TSJ. "No le responderemos a un organismo que no existe. Autorizan a seguir con un juicio sin sentido por un Fiscal designado ilegítimamente, el régimen demuestra que se sigue equivocando". El diputado invocó nuevamente el respaldo de la coalición que encabeza Washington. "La cooperación internacional es un hecho, y no quieren probar tampoco la determinación de la comunidad internacional".

En la noche caraqueña algunos analistas se preguntaban si los pasos dados por la constituyente son apenas gestuales o el anuncio de una etapa diferente de un enfrentamiento que a estas alturas trasciende la frontera de Venezuela. Guaidó, por lo pronto, aseguró que no alterará su agenda de trabajo. "Creían a lo mejor que me iba a ir, que les iba a salir sencillo. Si quieren avanzar, háganlo. Eso sí, asuman las consecuencias". Además convocó a sus seguidores a ganar las calles el 6 de abril. La "protesta estratégica", como la denominó, parece lejos en el calendario. En 72 horas pueden pasar muchas cosas en Venezuela.

El primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) expresó su inquietud por las consecuencias de este capítulo de la crisis. A su criterio, va a "generar un conflicto que puede ser muy grave, sobre todo porque ya la gente está cansada". El ministro de Exteriores de República Dominicana, Miguel Vargas Maldonado, convocó a las partes a una "negociación práctica" que, consideró, podría conducir a una "pronta" de solución política.

COMIENZA EL RACIONAMIENTO

La escalada de la tensión política encuentra al país con severos problemas de tensión eléctrica. En un país con dos legislaturas, dos trubunales supremos, dos fiscales generales y, también, dos presidentes, lo único que iguala a los ciudadanos es la oscuridad. Hay zonas que no han salido de la penumbra por las noches. El ministro de Comunicación, Turismo y Cultura, Jorge Rodríguez, anunció en la misma noche del mates el comienzo del racionamiento de electricidad. Por dos horas y media, entre las 18.00 y las 20.30, faltará la luz en varias partes del país.